Andrés M. Koppel presentó ayer su primer largometraje, La niebla y la doncella, en Sección Oficial del 20 Festival de Málaga Cine en Español, un evento que hasta este año estaba dedicado al cine español y que este se ha abierto al cine latinoamericano. El filme de Koppel, basado en el superventas homónimo de Lorenzo Silva, editado en 2002, un thriller que desarrolla su acción en la isla de La Gomera. La proyección para prensa e invitados en el Teatro Cervantes, llenó el aforo. Anoche se volvió a proyectar para público en el mismo recinto, un espacio que debe mejorar la calidad del sonido.

En la rueda de prensa posterior, Andrés M. Koppel (Santa Cruz de Tenerife, 1964) compartió mesa con los actores Quim Gutiérrez, Aura Garrido y Roberto Álamo, que encarnan a los guardias civiles encargados de resolver un crimen cuyo principal sospechoso es un consejero del Cabildo gomero. También participó la actriz Marian Álvarez, mujer del personaje de Roberto Álamo en el filme. Del elenco principal, la única ausente fue Verónica Echegui, que interpreta a la guardia civil Anglada, clave en la película. Arroparon asimismo a Koppel la productora de Atresmedia, Mercedes Gamero, el productor principal del filme, Gerardo Herrero, y el escritor Lorenzo Silva. Se trata de la tercera vez que un director canario compite en Málaga con un largometraje, tras las presencias en la 19 edición del festival de Alba González de Molina y David Cánovas, con los filmes Julie y La punta del iceberg, respectivamente.

La niebla y la doncella la estrena Andrés Koppel justo veinte años después de su anterior filme, el cortometraje La Raya (1997), película que puso a la isla de El Hierro en el mapa. Es un encargo que le vino de la mano del productor Gustavo Ferrada. Las primeras palabras de Koppel, que también ha escrito el guión de la película, fueron de agradecimiento "a los productores, por haberme permitido dirigir, y a Lorenzo por prestarme la novela. El primer momento duro de esta aventura fue saber que Silva había recibido el guión sin yo saberlo. Pero lo cierto es que me señaló agujeros, uno de ellos, muy importante, fue el de la forma de la muerte de uno de los personajes, Silva me hizo ver que aquello no podía ser un degüello, tenía razón y ese personaje murió atropellado. Me ayudó y trató desde el respeto y la profesionalidad. La adaptación la he hecho con poco pudor, contando lo que me apetecía ver en la película".

Para Lorenzo Silva, la experiencia de una adaptación al cine de sus novelas "siempre es gratificante. Es bueno dejar tu historia a otros. Es una distinción para una historia que has escrito, un privilegio. Y si encima sale bien, un regalo. Buena parte del éxito estriba en que ser leal al origen literario y que haya talento. Aquí ambas cosas ocurren. Además, hay algo importante en esta historia y es que sucede en las Islas Canarias. Andrés no solo entendió bien mi historia, sino además, como canario, conoce bien el sustrato donde sucede".

La película se soporta en un elenco muy solvente donde sobresale la belleza magnética de Echegui, el poder de dominio que tiene sobre la cámara Marian Álvarez y la construcción del personaje protagonista Bevilacqua que hace Quim Gutiérrez, un actor "intuitivo", en palabras de Koppel, "que creó con sus propios recursos ese personaje muy luminoso y marciano al mismo tiempo".

Koppel destacó la capacidad de trabajo del actor. "Hay que ver cómo tiene su guión garabateado con decenas de anotaciones", explicó riendo. A este respecto, Lorenzo Silva explicó que lo más importante para él es que los personajes sean consistentes "más que el que sea parecido a como yo lo vea. Y este Bevilacqua, como todos los personajes de la película, lo es". Aura Garrido, conocida por su papel en la serie El ministerio del tiempo y brillante en Stockholm (Rodrigo Sorogoyen, 2013), destacó que es la primera vez que interpreta a una policía, "mi personaje es más difícil de lo que se puede prever, se mueve en la sutileza, pero esconde a una mujer fuerte, decidida y matemática".

"Koppel", continuó Silva, "entendió bien la importancia de la atmósfera y de la isla como personajes, en este caso de La Gomera, una de las más pequeñas y opresivas de Canarias. También es importante tener en cuenta que el motor de los crímenes de las novelas del sargento Bevilacqua son siempre por razones que tienen una explicación, no tanto por el espectáculo o lo truculento, como sucede a menudo en el cine. Estos crímenes intento que reflejen por lo que la gente asesina de verdad. Si hablas con personas que lo han hecho suelen darte justificaciones que explican de forma más o menos racional sus actos. Siempre existe una razón real y profunda, lo que ocurre es que hay que saberla contar".

Para Andrés Koppel, "la película me dio una oportunidad de contar la Canarias que viven los canarios, porque nosotros vivimos en medio de un paisaje indudablemente fantástico, pero no es menos verdad que lo hacemos con el mismo nivel de naturalidad que el que vive al lado de la Torre Eiffel". En la misma línea, un momento determinante de la preparación de la película fue la visita a la Unidad Central Operativa, el órgano central del servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil de España. "Cambió la película", dijo el tinerfeño, "porque descubrimos que trabajan con la misma naturalidad con la que nosotros mismos hablamos ahora". "Con pasión, dedicación, mucha determinación y entregados a la comunidad, son gente que llevan el superhéroe dentro", apuntaló Quim Gutiérrez

Para Marian Álvarez, "mi personaje representa a las mujeres que no se siguen enterando de las cosas que hacen sus maridos. Es algo que está muy vigente, como vemos en los casos que suceden en la Audiencia Nacional, mujeres que no saben qué papeles firman?," dijo con ironía, "en todo caso, lo más importante de la película es todo lo que hay detrás de lo que se cuenta". Finalmente, Roberto Álamo, que este año obtuvo el Goya al mejor actor protagonista por Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen), afirmó que a su personaje, el manipulador teniente Nava, "lo trató como un hombre honesto, mi objetivo era que fuera, o pareciera, un buen tipo".

A la pregunta de un estudiante sobre la clave de su buen hacer como actor, Álamo respondió: "Si tuviera que explicarlo tendría que explicar mis 46 años de vida. Pero te diría que abordo a mis personajes como si en vez de actor fuera un poeta. Un poeta es alguien que mientras nosotros estos aquí hablando está viendo y viviendo cosas que no hemos soñado para escribir unas líneas que después nos servirán a todos. Yo también escribo poesía y cuando abordo un personaje intento ser un poeta".