La mirada del certamen grancanario abraza esa corriente de cine de autor alrededor de tiempos vacíos, "que narra rutinas en vez de sucesos" y "mira lo aparentemente intrascendente, confiando en la capacidad del cine para hallar algo trascendental", como glosa Luis Miranda, director del Festival, en el editorial de su 17ª edición.

Sin embargo, "después de la explosión, la energía se transforma en inercia", refiere Miranda, en el sentido de que, incluso dentro de esta enmienda a las normas academicistas se corre el riesgo de incurrir en una repetición de fórmulas, esto es, también dentro del denominado "cine incómodo" se corre el "riesgo del acomodo".

Ante estos síntomas, el Festival de Cine de Las Palmas busca "lo excepcional" dentro de la excepción a la norma. El resultado es una Sección Oficial compuesta de 13 largometrajes que combina géneros como el thriller, la comedia o el documental, de 12 países distintos, con una destacada presencia de cine iberoamericano y oriental ("sí, siempre hay películas chinas, porque cada año producen obras notables", ríe Miranda).

La ópera prima Katie says Goodbye (Wayne Roberts, Estados Unidos), inaugura el certamen después de itinerar por los festivales de Toronto y Rotterdam. Protagonizada por Olivia Cooke, se trata de "una película de amplio espectro, interesante para públicos muy diferentes, y que, a su vez, representa el tipo de propuestas que buscamos en el Festival", indicó Miranda. Además, es la primera vez que una ópera prima inaugura el certamen.

Bitter money (Wang Bing, China/Francia), la nueva película de "uno de los cineastas de no ficción fundamentales de los últimos 20 años", retrata los problemas de los trabajadores de las grandes ciudades del este de China. Y Cuatreros (Albertina Carri, Argentina), que sigue las huellas del ladrón de ganado Isidro Velázquez, es la nueva propuesta de esta cineasta, cuyo filme Los Rubios fue distinguida en el certamen capitalino en 2004.

Y aquí dos platos fuertes: El otro lado de la esperanza (Aki Kaurismäki, Finlandia) es la nueva película de "este maestro del cine mundial desde hace décadas", que le valió el Oso de Plata al Mejor Director en la Berlinale, mientras que Félicité (Alain Gomis, Francia/Alemania/Bélgica/Líbano/Senegal), ambientada en la ciudad congoleña de Kinsasha, "es una de las películas a subrayar", según Miranda. Además, Casa África ha hecho posible la presencia de su protagonista, la actriz Véro Tshanda Beya Mputu, en el Festival.

Otra joya es Golden Exits (Alex Ross Perry, Estados Unidos), quinto largometraje de este cineasta, que fue la gran apuesta del certamen grancanario en su 15º edición, al que se le dedicó una retrospectiva de tres títulos que presentó el propio cineasta en el Festival. Hasta entonces, el trabajo de Ross Perry, que representa "este tipo de comedia sentimental-intelectual del cine indie neoyorquino", permanecía inédito en España. Por su parte, el "thriller sutil" Harmonium (Koji Fukada, Japón/Francia) es la enigmática propuesta de este cineasta japonés en ciernes, que ya participó en el ciclo de Nuevos Directores hace algunos años.

En el apartado documental, I am not you Negro (Raoul Peck, Estados Unidos), nominado al Óscar en esta categoría, convierte las páginas de un libro inconcluso de James Baldwin en un collage audiovisual sobre el movimiento Black Power en los años 50 y 60, narrado por Samuel L. Jackson. Y otra de las óperas primas de la selección es Kékszakállú (Gastón Solnicki, Argentina), "Barba Azul" en húngaro y que tuvo su premiere mundial en la Mostra de Venecia. Inspirada oblicuamente en la ópera El castillo de Barba Azul de Béla Bartók, explora el clima de unas jóvenes en el vacío, la angustia y las decisiones que impone el fin de la adolescencia.

También a este lado del Atlántico, Pariente (Iván D. Gaona, Colombia), en el registro del suspense, marca el salto de su realizador al largometraje de ficción con este intrépido western. Por su parte, Still Life (Maud Alpi, Francia) es un terrible tratado sobre el sufrimiento de los animales. Y en el apartado asiático, la elegía Knife in the Clear Water (Wang Xuebo, China) retrata a una familia de pobres campesinos en la comunidad musulmana Hui, toda vez que The woman who left (Lav Diaz, Filipinas), León de Oro en la Mostra de Venecia, retrata un melodrama en torno a la venganza de "uno de los cineastas fundamentales de la contemporaneidad".