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Crítica 50ª Temporada de Ópera

El apasionado Donizzeti de Nancy Fabiola Herrera

El apasionado Donizzeti de Nancy Fabiola Herrera

Dedicó ACO la función a Manuel Ramírez, admirado tenor grancanario en numerosos elencos, y a Lothar Siemens, referente señero de la cultura musical canaria. Ambos estarán por siempre en nuestro recuerdo. Y fue también isleña la gran protagonista de este segundo título del medio siglo: la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera, extraordinaria en la composicion vocal y escénica de su personaje. Lo debutó aquí, en su ciudad, como casi todos sus compañeros de reparto. La versatilidad de esta singular artista se manifiesta en el esplendor del canto, la plenitud de los medios y la belleza de un sonido brillante, cálido y compacto que acierta con el punto en que el belcantismo se apasiona. La emisión llena en todos los registros, como la entonacion clara y segura, se repliegan en el susurro de la media voz y en ataques filados que son pura delicia. Es el fraseo sutil y la gama de colores que describen a una intérprete capaz de humanizar sus lecturas sin menoscabo de las exigencias de estilo. La ovación final premió una Leonor estudiada en profundidad y destinada al éxito en las grandes casas de ópera que ella frecuenta.

El tenor argentino Dario Schmunck estrenaba el rol de Fernando en la ciudad. Limpia voz, muy lírica y timbrada en toda la tesitura, con penetrante brillantez en el dramatismo de los agudos. El barítono Manuel Lanza, único que no debutaba en su incorporación del Rey Alfonso, comenzó con algún problema de entonaciòn, pronto superado por una impecable lìnea en la proyección del sonido generoso y noble, así como en la eficacia de una sólida experiencia. El bajo Rubén Amoretti construyó el tenebroso monje Baltasar con los acentos idóneos para la leyenda negra de la España inquisitorial.

En los segundos papeles brilló la soprano grancanaria Berenice Musa por su musicalidad y refinada línea, en tanto que el tenor mexicano Ricardo Bernal quedó desdibujado en los conjuntos., como también el barítono lagunero Daniel Molina.

Muy buena noche de los colectivos. El maestro Karel Mark Chichón, sabio, autoritario y preciso, redondeó una prestación muy trabajada de la Orquesta (por él dirigida recientmente en un concierto de abono) desde la aplaudida obertura hasta los acordes finales, además de alternar con diversidad los tempi de los cuatro actos. El Coro de la Ópera y su directora, Olga Santana, ofrecieron una de sus mejores actuaciones por la belleza del canto piano y el equilibrado poder de los concertantes.

Esta obra de asunto español, cantada en su original francés, transcurrió en una modesta escenografia coproducida por ACO y el valenciano IVC, muy apoyada en el baja y sube de decorados textiles, con atrezzo pueril y cosas carnavalescas como la de los banderines agitados en un momento más bien tonto. Si tiene una tesis, queda inédita. Lo mejor es el rico vestuario diseñado por Miguel Angel Jiménez y la distribución de figuras, conjuntos y movimiento del regista mallorquín Jaime Martorell, nuevo en la plaza.

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