La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Humor

"La clave para hacer reír está en ser tú mismo y en ser diferente al resto"

"Tuve que decidirme por la pintura o el humor. Y me decidí por el humor. Y menos mal que lo hice", confiesa el humorista Loulogio

"La clave para hacer reír está en ser tú mismo y en ser diferente al resto"

¿En qué consiste su espectáculo A contrapelo ?

Pues este un gran show coral en el que estoy acompañado de 2.500 bailarinas y 33 elefantes turcos, que dan volteretas en el escenario (Risas). No, en serio, esto es un monólogo típico, protagonizado por mí, hablando de cosas que me han pasado en la vida, básicamente para hacer reír durante una hora y cuarto con chistes, situaciones y un poco de interacción con el público.

¿Algunas pinceladas de los temas sobre los que departirá con el público grancanario?

El show se llama A contrapelo, por una anécdota que se produjo cuando mi padre intentó afeitarme de pequeño, porque lo hizo "a contrapelo" y aquello acabó en desastre. Pero la expresión también va con mi mentalidad, tanto en YouTube como en la vida, porque yo voy mucho "a contrapelo". En este sentido, contaré vivencias como el periplo que he sufrido para adelgazar y pasar de gordo a semi-gordito. Siempre escribo anécdotas personales porque me gusta que el humor tenga un puntito de auténtico.

¿La autenticidad es la clave para hacer reír?

Yo creo que, más que la autenticidad, la clave es ser tú mismo y en ser diferente al resto. Cuando vas a ver un cómico, vas a ver a alguien que muestre una perspectiva concreta y distinta de las cosas. Y creo que, poco a poco, a partir de mi propia forma de ver las cosas, he ido encontrando mi lugar en esto.

Sus inicios se fraguaron en YouTube , con pelotazos como la "batamanta", ¿imaginó alguna vez que se dedicaría al humor como profesional?

Jamás. Yo antes daba clases de pintura en un pueblo de Barcelona y, por las noches, me escapaba en un autobús nocturno al centro para actuar en clubs de monólogos, donde hacía 10 minutos a cambio de una cerveza. Lo pasaba mal, pero me gustaba eso de ir a probar cosas y hacer reír a quien quería escucharme. A veces sí que se corría la voz e iban a verme cinco personas, que eran como los cinco que iban a verme. Y era muy divertido, pero no me imaginaba que haría esto de una manera profesional.

Pero, ¿lo pasaba mal?

Es que, ¡madre mía!, en el mundillo del "micro abierto", como se llama al mundo de los monólogos en bares, es un mundo donde te encuentras con cada experiencia y cada sujeto... Claro, es gente que va ahí a calzón quitado, a probar y ver qué pasa. Y claro, tienes que pasar por experiencias delicadas.

¿En qué momento supo que este era su camino?

Creo que cuando dejé la academia de pintura, porque llegó un punto en el que actuaba en el Capitol y, una hora antes, estaba enseñando a una señora de 75 años a pintar una manzana. El contraste era muy fuerte. Yo tenía que cerrar rápido, porque si no, no llegaba a tiempo. "Señora, lo siento, pero aquí dejamos su manzana, que repose al óleo", y me iba corriendo al Capitol. Entonces, tuve que decidirme por una cosa u otra. Y me decidí por el humor. Y menos mal que lo hice. Me surgieron muchas dudas, porque aquello podía acabarse de repente. Pero me arriesgué. Además, ya empezaba a tener mi público, así que aquello podía funcionar El salto fue muy grande pero, poco a poco, he ido afianzando mi hueco y he vivido años muy bonitos haciendo monólogos. Desde entonces, ¡ya han pasado siete años! Me parece mentira.

¿Cuáles serán sus próximos pasos después de Gran Canaria?

Lo mismo que en la vida: lo que surja. Siempre intento hacer las cosas bien y estar pendiente de que surjan otras. Ahora voy a publicar un cómic, que es algo que me hace mucha ilusión, porque dibujar es mi cosa favorita y mi válvula de escape. Pero seguiré haciendo monólogos. Probablemente presente uno nuevo el año que viene.

Compartir el artículo

stats