El palmarés de Canarias Cinema, al que concurrieron 5 largometrajes y 12 cortos de cineastas isleños en la 17ª edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, distinguió ayer The Vanished Dream (El sueño desvanecido), de Juan S. Betancor, con el premio Richard Leacock a Mejor Largometraje, dotado con 3.000 euros; y Montañas ardientes que vomitan fuego, de Samuel M. Delgado y Helena Girón, a Mejor Cortometraje, dotado con 1.500 euros.

Además, el largometraje Julie, de Alba González de Molina, obtuvo el premio de distribución Canary Islands Connection, mientras que el cortometraje Sub Terrae, de Nayra Sanz, se hizo con el premio de Digital 104 Film Distribution.

El jurado de Canarias Cinema, Canarias Cinemaque integran el crítico y profesor Javier H. Estrada, la periodista y publicista cultural Marina Lanza, y el editor y programador Joan Sala, distinguieron The Vanished Dream por "la solidez de su narración histórica y la reivindicación de un idealismo activo y genuino que hoy parece desaparecido, profundizando en una cuestión de gran relevancia en el presente".

El filme de Betancor, que coescribió con Víctor Giner, retrata desde el documental "los sueños perdidos de una generación de europeos, algo idealista y utópica, que se trasladó a Guinea-Bisáu tras su independencia en 1974, con la ilusión de contribuir a su desarrollo político y social. Pero esos sueños se quedaron en el camino ante la realidad de la inestabilidad política del país", revela el director grancanario afincado en Madrid.

La película se filmó entre Guinea-Bisáu, Holanda, Suecia, Belgrado e Inglaterra después de un largo proceso de investigación. "Lo que nos interesó fue narrar esas utopías y sueños perdidos, enmarcándolo en su contexto histórico, con ese tono de tristeza o saudade [nostalgia] de lo que no pudo ser", concluye el cineasta.

Por su parte, Montañas ardientes que vomitan fuego, que tuvo su premiere mundial en el Festival de Cine de Toronto, se dibuja como como un viaje temporal a través del interior del tubo volcánico de La Corona (Lanzarote), que se apoya en distintos elementos etnográficos y lenguajes fílmicos para su narración. "Para nosotros ha sido una emoción poder compartir sección con tantos cineastas amigos porque, con los años, hemos ido creando sinergias y se empieza a crear un ritual muy bonito de compartir los trabajos en el Festival de Las Palmas", declaró el director tinerfeño Samuel M. Delgado.

El cortometraje del tándem Delgado-Girón atesora una larga trayectoria internacional, con proyecciones en Nueva York, Chicago, Mar del Plata o Rotterdam, demás de en certámenes nacionales en Gijón, Lanzarote o Barcelona. El jurado de Canarias Cinema destacó "su audacia formal, su virtuosa experimentación con el material fílmico y su sugerente incursión en las entrañas de la Tierra".

A nivel general, el jurado destacó "la heterogeneidad de los trabajos" del apartado canario, en el que coexistieron "películas muy enganchadas a la tierra, que escarban en las raíces y particularidades de las islas" junto con "otros trabajos que miran al exterior a través de una mirada muy universal".

Por otra parte, las 17 películas de Canarias Cinema optaban a dos premios de distribución. El largometraje Julie de Alba González de Molina se hizo con el Premio de Distribución Internacional Canary Islands Connection. "Este premio es muy interesante porque nos faltaba explotar esa parte del mercado internacional", declaró la directora, "muy feliz de volver a presentar en casa". Su ópera prima, filmada en una ecoaldea con energía solar íntima de su protagonista, se estrenó en la penúltima edición del Festival de Cine de Málaga y ha itinerado por Varsovia, Calcuta, Andalesgai Sevilla y Montpelier.

Por último, Sub Terrae, de Nayra Sanz, se alzó con el Premio de Distribución Digital 104, que concede esta productora audiovisual canaria por cuarto año consecutivo en el certamen. "Estoy muy contenta, porque en este festival empecé a presentar mis primeros trabajos", declaró Sanz, asidua del certamen, que presentó su primer cortometraje de no ficción, en el que "reflexiona, a través de la alegoría, sobre lo que pueden significar los infiernos en el mundo terrenal".