El mercado de los ordenadores profesionales siempre ha sido uno de los principales baluartes para Apple. Sectores como el de la fotografía, el diseño -en todas sus facetas- o el cine han sido tradicionalmente los grandes usuarios -y clientes- de los ordenadores profesionales de la compañía norteamericana. Con la llegada del Mac Pro de 2013, los de Cupertino le daban una vuelta de tuerca no solo al concepto de ordenador en sí, sino también a la forma en la que se creaba una plataforma de trabajo profesional de escritorio.

El Mac Pro, bello, silencioso, y atractivo como pocos, aunaba en un dispositivo profesional lo que nunca había existido hasta su llegada: la potencia más salvaje en el interior de un chasis digno de estar en un un museo de arte.

Pero pronto quedó patente que el alarde de ingeniería que Apple había creado tenía un problema mayor: sus pocas posibilidades de expansión. Tradicionalmente los ordenadores profesionales han estado en carcasas cuya modularidad permitía realizar sin ningún problema actualizaciones de hardware que seguían el ritmo del mercado. Cambiar discos duros tradicionales por otros de estado sólido, aumentar la memoria o incluso añadir nuevas tarjetas gráficas eran operaciones que apenas llevaban unos minutos y cuyo coste solo dependía de lo que valía la nueva pieza de sustitución. Con el Mac Pro de 2013 las posibilidades de ampliación del sistema se reducían a un único concepto: el dinero.

No es cierto que el Mac Pro no se pueda ampliar. Se puede. Pero el coste es excesivo. La expansión del Mac Pro de 2013 solo llega a través de costosos accesorios que se conectan a través de alguno de sus seis puertos Thunderbolt 2 o de las conexiones USB 3.0. Y sí, la realidad es que hay absolutamente de todo -incluso gráficas externas-, pero el coste es tan elevado que cualquier ampliación sale demasiado cara.

Apple entona el 'mea culpa'

Si bien es cierto que no lo han dicho oficialmente, un hecho acontecido esta semana en la sede central de Apple en Cupertino apunta a que la compañía ha reconocido el error cometido con el Mac Pro de 2013.

En una singular reunión con cinco periodistas norteamericanos -todos especializados en el ecosistema profesional de Apple-, la compañía norteamericana anunció -con pocos detalles- que el Mac Pro de 2013 morirá en 2017, y que el próximo año verá la luz una nueva generación de ordenadores profesionales que, de nuevo, permitirán una expansión más sencilla y -teóricamente- económica. Craig Federighi, vicepresidente senior de Ingeniería de Software de Apple, reconocía a los periodistas allí presentes que "con el Mac Pro quisimos hacer algo diferente" a lo que añadió que "en retrospectiva, no se ajustó a algunas de las personas a las que intentábamos llegar".

La reunión no solo sirvió para anunciar la nueva estrategia de la compañía, sino también para descubrir un nuevo comité de sabios: la prensa especializada.

Nuevas configuraciones

Coincidiendo con el singular encuentro entre Apple y la prensa especializada norteamericana, la compañía lanzó una actualización del ordenador profesional de sobremesa de la compañía. Las mejoras afectan a los componentes más importantes del ordenador, que incluyen mejores procesadores, mejores tarjetas gráficas y un aumento de la memoria. Quizás ahora es el momento de comprar un trozo de la historia de la informática moderna. Posiblemente jamás se volverá a crear un ordenador tan bello, tanto por dentro como