Me llamo Suleiman representa "el inicio del camino social, crítico y de exposición de la realidad" que ha llevado a la compañía canaria Unahoramenos Producciones, a su director, Mario Vega, y al autor Antonio Lozano a convertirse esta semana en finalistas de los próximos Premios Max por Los malditos. Así lo afirma la actriz Marta Viera (Premio Réplica 2013 por Pipi Langstrump) como protagonista de Suleimán, que mañana celebrará en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria la función número cien, una "cifra redondita".

La obra "empezó a marcar esa línea de la productora y de su director, fue la primera pieza con la que empezaron ese camino", asegura Viera antes de expresar admiración por sus compañeros Vega y Lozano, candidatos respectivamente al Max al Mejor Espacio Escénico y al Mejor Autor Revelación por Los malditos, nominado también a Mejor Espectáculo Revelación en la 20ª edición de los galardones de las artes escénicas cuyos ganadores se conocerán el 5 de junio en Valencia. A juicio de la actriz, "no es nada fácil conseguir lo que han conseguido con esa implicación social de sus obras, así que se lo merecen".

Respecto a su participación en Me llamo Suleimán, Viera dice sentirse "muy afortunada" de haber contribuido a "una labor buenísima". "Hemos estado en muchísimos sitios, ya no solo en las Islas, sino en la Península y el extranjero, y lo seguiremos haciendo", augura dos años después del estreno.

Preguntada por las claves de ese éxito, Viera destaca la calidad de la historia escrita por Lozano, con ese "trasfondo humano brutal", pero también su atractiva puesta en escena. "Creo que está muy cerradita. Desde el principio hasta el final, tiene un ciclo para mí perfecto, en el que todo está muy bien cuidado, muy bien empastado", concluye la única protagonista de la obra que, eso sí, sube al escenario arropada por las espectaculares animaciones de Juan Carlos Cruz.

Me llamo Suleimán cuenta la historia de un niño que, harto de la terrible pobreza que vive en Mali, decide marcharse a la próspera Europa junto a su amigo Musa. Ambos esperan trabajar y conseguir dinero para regresar a su país y montar negocios con los que ayudar a sus familias, pero el viaje es duro.

Tras cruzar el desierto en atestados e incómodos camiones, llegan a la frontera con Melilla, donde una verja les impide cumplir su sueño de entrar en el primer mundo. Sin embargo, Suleimán no se rinde y decide volver a intentarlo, esta vez por mar.

Con un precio de 6 a 15 euros, las entradas en taquilla ofrecen la posibilidad de donar un euro a Amnistía Internacional, cuyos voluntarios instalarán un puesto en el acceso del recinto para informar al público sobre la situación de los refugiados.