'50 palos' es su último proyecto, con disco y libro, y no para de actuar: Estados Unidos, Sudamérica, ahora España. ¿Cómo aguanta el tirón?
Como siempre, tocando, quizá mejor porque ya no salgo. Girar no es cansado, viajas sentado y luego tocas. Bueno, si tocas de pie cambia, pero con el 50 palos, que es con un cuarteto, con piano y cuerdas, estás sentado, acabas y luego te vas a dormir.
Ya, pero físicamente eso tiene un desgaste.
Bueno, pufff... como cualquier otro. No es lo mismo cuando estoy con la banda pegando saltos, pero físicamente lo puedo hacer perfectamente. Ahora estoy con la quimio, que la acabo este mes, y estoy como estoy. Salgo a navegar, hago gimnasia cada mañana y cuando acabe esta sesión en dos meses estaré bien.
¿Qué supone saber que uno tiene cáncer, que sale y luego recae como le ha pasado?
No, eso no va así. El cáncer lo tienes y es para siempre. Ahora puedes tener tumores, te los quitan, bueno según el estadio en el que estás, si estás en fase 4 lo que queda es esperar, o que ocurra un milagro. Pero yo no estaba en esa fase, por lo que me pudieron operar. No te curas del cáncer. Tuve tumores en el colon e hígado, los sacaron. Aparecieron tres más en el peritoneo, los sacaron y saldrá, no sé cuándo, espero que tarde, alguno más.
¿Usted ha hecho visible su enfermedad desde el primer momento y ha compartido públicamente su proceso, no le ha dado cierto pudor?
No, ¿por qué?, ¿pero qué vergüenza ni qué pudor hay que tener? Mire, he escrito un libro y me preguntan si no me ha dado vergüenza desnudarme. Pienso que si nos contáramos más las cosas nos iría mucho mejor a todos, estaríamos más tranquilos y viviríamos con menos mochilas encima. En mi caso, te das cuenta del sufrimiento que provoca la enfermedad a tu alrededor. Al momento, yo pasé de ser espectador a protagonista, en un segundo. 'Oye, tienes cáncer', te dicen. Hostia, qué miedo que tengo, pero enseguida me di cuenta del miedo que tienen mi padre, mis hermanos, mis amigos. Eso es porque el cáncer es la gran enfermedad desconocida y que es igual a muerte. O, incluso, cáncer es igual a lepra.
¿Ha notado rechazo por estar enfermo?
Sí, y eso que la gente sabe que no es contagioso. Las familias que tienen a alguien con cáncer lo esconden y también las propias personas. Hay un ejemplo cojonudo y que cuento en el libro. Es una señora de unos 80 años que me para por la calle, me da un besito, y me dice que está muy contenta por la exposición que le estoy dando. Me cuenta que llevaba 7 años con cáncer y que no se lo dijo ni a sus hijos ni a su familia. Entonces, tras conocer mi historia, decidió reunirlos a todos y decírselo y me comenta: "No sabes la pena que me saqué de encima". Hay que intentar desestigmatizar toda esta movida.
¿Y no tiene miedo a que le compadezcan?
Y qué, el que me quiera compadecer que me compadezca, el que piense que soy gay que lo diga. Es decir, a mí el qué dirán, igual por mi profesión, me dejó de importar hace mucho tiempo. Lo que me interesa es la consecuencia de esto. ¿Qué pasa si hago esto público? Pues que a lo mejor hay gente que se piensa que por tener cáncer no se puede mover de la cama y me ven esquiando o navegando y eso hace que se planteen que si este tío lo hace por qué no salgo a pasear el perro o voy al colmado a comprar. He aprovechado mi popularidad para dar una normalidad a una enfermedad que, ojo, es la segunda más extendida en el mundo moderno tras la depresión.
¿En este proceso, qué enseñanza ha sacado ?
Que el cáncer no te enseña nada, que no te cambia en exceso la vida, a no ser que esté muy avanzado, que entonces te la quita. Con cáncer se puede vivir, casi como sin él, y desde luego mucho mejor que con otras enfermedades crónicas y agresivas con el cuerpo. La vida es otra cosa que ir de un lado para otro, nuestra vida [de músicos] es un disparate, te subes a la ola y a surfear. Vas de arriba hacia dentro, te caes, vuelves a subir y eso te aparta de la normalidad. Es verdad que esto del cáncer me ha ayudado a ver que la vida es algo más que la música, me ha hecho reencontrarme con las cosas importantes.
¿Influye tener un espíritu positivo como el suyo, que refleja en sus canciones?
Sí, positivo que no optimista. Esto se retroalimenta. Esta semana pasada tenía dos promociones en Madrid y he dicho que no. Me he venido a Formentera, porque me he comprado un velero de seis metros y salgo a navegar. Y cuando salgo me doy una vuelta, me voy para casa y digo, qué bien que me encuentro. El coco es muy importante, te puede llevar a vivir de forma oscura o simplemente puede ser una anécdota dentro de tu vida. En mi caso, el cáncer me ha llevado a vivir una vida normal y corriente que antes no tenía. Yo al cáncer le dedico 5 minutos al día, y por cierto ya está bien, cambiemos de tema.
¿Nuevo disco, libro, nueva gira con excelente respuesta de público con '50 palos' y a sus 50 años?
El proyecto es de antes del cáncer, pensé que llegaba a los 50 años y que había que cambiar un poco el rumbo. Pero la enfermedad me ayudó. Me tuve que ir a casa y eso me ha permitido escribir y levantarme cada mañana a las seis y escribir un par de horas. Tenía ganas de compartir historias, anécdotas, ideas y emociones que me han acompañado en mi vida. Son 50 capítulos con pequeñas historias. No es un libro de músico, tipo sexo, drogas y rock and roll. Hablo de cosas dispares: del amor, de la vida, del sexo, de la libertad, de la humildad, del fracaso, del miedo, y siempre con conexión con mi vida.
¿Y el disco?
No podíamos hacer un disco nuevo para rememorar nuestros 20 años. Lo que hacemos es una revisión de nuestra trayectoria, metemos 20 canciones que ha elegido la gente por haber estado en listas de éxito o porque se han escuchado más en Spotify. Y decidimos hacerlas como llegaron, con instrumento y voz. Introducimos un piano que es más melódico, romántico y melancólico y la cosa salió bien. Luego decidimos meter cuerdas y sale un disco como el que es, crudo y acústico. Pero además está el tema nuevo, Humo, que es una canción de amor que le escribí a la vida y escribí esa letra un día que pensaba que se me iba.
