La relación de normas del Festivalito de La Palma culmina con una máxima que subvierte todas las anteriores: "las normas están para saltárselas". Así lo recordó ayer José Víctor Fuentes, fundador y director del certamen de las estrellas, en la primera jornada de La Palma Rueda, alma de esta cita cinematográfica, donde finalmente concurre un total de 160 participantes procedentes de múltiples puntos del Archipiélago y de distintos países de Europa.

La jornada de ayer dibujó una primera toma de contacto entre los cineastas, actores, actrices, productores, técnicos y demás profesionales del séptimo arte, que se lanzaron a registrar las localizaciones palmeras que enmarcarán sus futuros cortometrajes filmados al abrigo del Festivalito. Una duración máxima de cuatro minutos, un 50% de planos exteriores en los paisajes de la isla bonita y un hilo argumental que pivote alrededor del lema de esta edición, Lo esencial es invisible a los ojos (El Principito), son los únicos requisitos que exige un certamen donde, por todo lo demás, impera la libertad creativa y la camaradería entre los equipos, donde el buen ambiente flota en cada nuevo encuentro del Festivalito.

La nómina de participantes inscritos en esta edición comprende edades muy diversas y perfiles variados que nutren veteranos del encuentro y amateurs del cine; algunos atesoran trayectorias consolidadas o emergentes, mientras que otros son apasionados del cine que no han rodado nunca o que siempre soñaron con actuar, pero aparcaron aquel anhelo en doble fila, hasta que este pequeño gran certamen reabrió la carretera de sus metas.

Entre los recién llegados, los cineastas que engrosan el apartado internacional de esta edición son Laura Hermanides (Amsterdam), Jacinta Agten (Bélgica), Gonzalo Fernández (Holanda) y Tommas Stingo (Italia). El equipo se conoció en el Festival Internacional La Guarimba, un pequeño certamen localizado en Calabria (Italia), donde trabaron contacto con el cineasta grancanario David Pantaleón, que aterriza en el Festivalito la semana próxima.

"Pantaleón nos habló del Festivalito de La Palma y nos contaba que se creaba una gran comunidad de cineastas que convivían y rodaban durante una semana, así que nos pareció un gran atractivo para venir y descubrirlo", reveló Hermanides. El conjunto valoró la doble vertiente del Festivalito, tanto como reto cinematográfico como convivencia entre artistas. "Tal vez parezca una idea romántica, pero los grandes festivales no permiten esta cercanía o buena sintonía entre todos", añade la cineasta holandesa, "además, en este tipo de festivales donde se hace cine comprendes mejor el proceso creativo de crear una película".

El equipo inició ayer la búsqueda de enclaves naturales para sus respectivos trabajos, así como el resto de los cineastas, que son, en su mayoría, isleños. Entre ellos aterrizó ayer el dúo barcelonés formado por Raúl Navarro y Miguel Esteban, creadores junto a Ignatius Farray de la serie cómica El fin de la comedia. Su presencia se enmarca en la apuesta por el humor que vertebra esta edición, basada en una programación de monólogos en teatro y proyecciones de web-series humorísticas o paródicas. "Nosotros hacemos algo parecido a lo que hace Louis C. K., pero en versión española", manifestó el dúo, que repite por segunda vez en el certamen palmero.

Así, tras el pistoletazo de salida a La Palma Rueda, la jornada de ayer estuvo marcada por el denominado "almuerzo de confraternización" entre los participantes del Festivalito, que tuvo lugar entre los árboles del Refugio del Pilar. Le sucedieron varias proyecciones y actuaciones, capitaneadas por el dúo cómico Venga Monjas (Esteban Navarro y Xavi Daura) y la proyección de El fin de la comedia. Un broche de sonrisas para una aventura que sólo acaba de empezar.