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Letras

"Mi libro no ha sido un calmante, hay algunos que se han puesto nerviosos"

"Todas las heridas se cierran en esta vida, empezando por las losas de las tumbas", manifiesta el escritor Fernando Aramburu

Fernando Aramburu. LP / DLP

¿Teme que su novela se convierta en referencia literaria única sobre las consecuencias del terrorismo de ETA en la vida civil de los vascos? Acumula premios y lectores sin parar, ¿no puede ser peligroso?

No estoy libre de temores, pero ninguno de ellos afecta a la repercusión de mi novela. Hace tiempo que convivo con la idea de que no somos eternos. Esta convicción me ha enseñado a no extremar la importancia de los asuntos que tienen que ver con la posible perdurabilidad de lo que hacemos. ¿Qué debo hacer? ¿Rechazar los premios? ¿Retirar mi libro de las librerías? ¿Prohibir su lectura? Y todo ello, ¿para qué? ¿Para merecer la palmada en la espalda de unos cuantos que ahora murmuran en aquel rincón?

Cualquier historia de un pueblo marcado por un conflicto armado tiene, finalmente, una versión de los vencidos y otra de los vencedores. ¿Cree usted qué ha logrado el equilibrio?

Sinceramente, creo que hay una considerable confusión en este asunto, base de no pocas trivialidades que se difunden. ETA no logró sus objetivos y un análisis precipitado la da por derrotada, aunque con otras versiones siga en las instituciones. ¿Alguien, con el corazón en la mano, cree de verdad que un ciudadano al que mutilaron o le mataron el padre o un hijo o un hermano puede salir de esta historia con el diploma de vencedor?

Llama la atención el poco entusiasmo que provoca en España el fin del ETA en contraste con la cantidad de cadáveres que ha dejado a su paso y la omnipresencia que alcanzó como obstáculo para la llamada transición. ¿A qué se debe esta especie de 'esto no va conmigo'?

No tengo ni idea, pero no se trata de una actitud nueva. La historiografía nos ha contado que España perdió sus últimas colonias en 1898 y a la gente, en el país, no se le despeinó una ceja. Pongo en duda que se trate de desinterés. Creo que es algo peor: un bajo índice de lectura, un corto horizonte de intereses, una desviación de la curiosidad hacia temas meteorológicos, deportivos y de páginas de sucesos.

'Patria' tiene como punto de partida a dos familias amigas que se ven sobrepasadas por el atentado mortal de uno de sus miembros por parte de otro en nombre del nacionalismo. Me interesa sobre todo Arantxa, hermana del terrorista, que no cae en el fanatismo del resto de la familia, que se pertrecha de una moralidad 'ad hoc' para justificar el asesinato del veci-no empresario. ¿Por qué se mantiene al margen? ¿Qué le lleva en contra del ambiente colectivo a sentir pena por la familia afectada? ¿Era sólo una actitud sentimental o una resistencia frente al desastre que los cercaba?

Con frecuencia el autor de una novela es interpelado con el objetivo de que proporcione las explicaciones verdaderas o definitivas de su texto. Esto es un error. El autor no es el dueño de las claves. De hecho, he leído últimamente interpretaciones de mi novela mucho más perspicaces de las que yo podría ofrecer, también referidas al personaje de Arantxa, sin cuya intervención la trama de Patria no se sostendría. Yo prefiero ceder la potestad de la interpretación a los lectores.

Y entre la familia del asesinado está Nerea, otra joven que quiere abandonar el País Vasco, que está harta, que en cierta manera parece ser más consciente del bloqueo emocional que afecta a los suyos desde que mataron a su padre. ¿Han huido muchos de los recuerdos, del drama, de la división, del odio? Siempre se ha hablado de la fuga de los que no querían pagar el impuesto revolucionario, ¿pero qué ha sucedido con los que no han querido estar en ninguno de los bandos?

Es que no comparto la idea de los dos bandos, a la manera como se distribuyen en dos colores las piezas del ajedrez. La propia Nerea experimenta una evolución digamos ideológica en el transcurso de la novela. En su familia hay de todo menos unanimidad. Por esa y otras razones creo que es el personaje que más se resiste a una rápida interpretación. Tampoco es cierto que haya habido ciudadanos vascos al margen de lo que se ha dado en llamar el conflicto. Cada cierto tiempo eran llamados a las urnas. Allí se pronunciaron, allí eligieron.

¿Puede tener 'Patria' continuidad literaria? Quizás una novela sobre cómo son hoy día los nietos de los que protagonizaron o pagaron las consecuencias de la violencia.

No. 'Patria' es un círculo narrativo cerrado.

¿Cree que su libro, en lo que se refiere al lector vasco, ha funcionado como un calmante contra el desasosiego?

Al contrario. En el País Vasco, a algunos mi libro o, por mejor decir, su desmesurada repercusión los ha puesto visiblemente nerviosos. La novela ha sido atacado desde ciertos rincones ideológicos. Otros paisanos míos, por el contrario, me han agradecido que lo hubiera escrito. No tengo nada que decir al respecto. Mi trabajo de novelista consiste en escribir novelas, no en comentar comentarios.

Políticamente, más desde la derecha que desde la izquierda, ha existido un discurso de intransigencia, de no ceder ante nada. Incluso se ha 'marginado' cualquier gesto de conciliación, como son los encuentros entre víctimas y terroristas que cumplen condena. ¿El frenazo a esta terapia va a tener consecuencias en el futuro?

Izquierda, derecha... ¿Todavía estamos así, pensando en categorias duales? La sangrienta historia del siglo XX, ¿no nos ha enseñado nada? ETA, que algunos ilusos adscriben a la izquierda, ¿ha sido transigente? Como ve, sólo se me ocurren preguntas.

¿Es importante el perdón?

Depende de quién lo pida y cómo lo pida. De cara a la sociedad, no le niego cierta utilidad pedagógica si es sincero.

¿Se cerrarán las heridas algún día?

Todo se cierra en esta vida, empezando por las losas de las tumbas.

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