Es el acontecimiento literario del año. La publicación de las Obras Completas de Félix Francisco Casanova (Santa Cruz de La Palma, 1956-Santa Cruz de Tenerife, 1976) por el sello madrileño Demipage sitúa al joven escritor canario en el circuito nacional e internacional. "Rescatas a un autor que en España es practicamente desconocido y su obra empieza a traspasar fronteras, y es un escritor que merece estar entre los grandes". Es la reflexión que hacía editor David Villanueva en la presentación de este volumen de 700 páginas, que incluye la novela El don de Vorace, que le reportó el premio Benito Pérez Armas en 1974, escrita en 44 días cuando el autor tenía 17 años, y todos los poemarios que publicó Félix Francisco Casanova, los compartidos con su padre, otros textos, cuentos, el manifiesto Hovno y entrevistas.

Una edición al cuidado de Francisco Javier Irazoki y con prólogo de Fernando Aramburu, dos escritores que descubrieron a Félix Casanova a través de las reseñas que hacía para la revista Disco Express, y que desde entonces permanece en sus vidas.

"Queremos rendirle homenaje a su obra y de alguna manera que siga vivo entre nosotros, para mí lo sigue estando", explica David Villanueva en la presentación celebrada en la carpa Macondo de la 29 Feria del Libro, en un acto junto a Aramburu y el hermano del poeta José Bernardo Casanova. "Un joven genio que queremos que salga a la luz a todas partes", recuerda Villanueva, cuya editorial puso la mirada en Félix Francisco Casanova hace siete años con la edición de El don de Vorace, también con prólogo de Aramburu, -"un boom, un espectáculo que merecía Féliz"-, y desde entonces comenzó un trabajo de investigación sobre el conjunto de la obra, que derivó igualmente en la antología Cuarenta contra el agua y los diarios.

Fernando Aramburu, que el lunes estuvo presentando su novela Patria, trasladó al público que "no estoy aquí para cumplir con un trámite", al presentar este volumen del autor de poemarios como El invernadero (1973), La memoria olvidada (1974-1975), Una maleta llena de hojas (1974-75) o Agua Negra (1975). "Mi relación con su obra y esa especie de sombra que era él lo siento tan cercano que siento una inmediata familiariedad con solo escucharlo. Y esta edición es un acontecimiento literario de primer orden". Aramburu tiene una "antigua veneración" por este autor

en cuya obra y persona "se dan los requisitos para ser un genio; esto es, una fuerza creativa fuera de lo común", dotado de un "talento extraordinario que se manifiesta en una producción continua que no se limita a una sola actividad, según el escrito vasco. "Era una fuente de creación e invención que mantiene una relación creativa con la realidad y con los que habitan la realidad".

Según Fernando Aramburu, "Félix merece una página en la literatura española" con una producción que "se defiende por sí sola" más allá de su muerte temprana y la leyenda que pivota sobre el poeta nacido en La Palma, e hijo del poeta y médico Félix Francisco Casanova de Ayala, y de la pianista Concepción Martín Díaz. " Se construye una leyenda a partir de un muchacho que tenía un atractivo físico evidente, que murió joven y que además hacía unas cosas muy especiales. No me importa que se cree un mito, de hecho la imagen que conocemos es inevitablemente la del joven eterno, porque no lo hemos conocido en la edad adulta, es la imagen del ángel, la del hombre libre de los estragos de la edad o de los errores de la vida, es imposible no verlo como un joven inmortal que estamos incorporando a nuestra memoria colectiva"