Los espectáculos de danza Oskara, de Kukai Dantza Taldea y el coreógrafo Marcos Morau (La Veronal) y Caído del cielo, de Rocío Molina, han sido los triunfadores de la vigésima edición de los Premios Max de las Artes Escénicas, con tres galardones cada uno.

El primero, que conjuga la esencia del folklore vasco con la expresión artística más vanguardista de La Veronal, fue programado en el Teatro Cuyás en la capital grancanaria el pasado noviembre de 2016 y ya partía como el favorito de la noche con siete nominaciones, de las que se hizo con los premios a Mejor espectáculo de danza, Mejor elenco de danza y Mejor diseño de vestuario. Por su parte, Caído del cielo, revestido del sello de flamenco contemporáneo de su autora, se hizo con los premios a Mejor intérprete de danza para Rocío Molina; Mejor Coreografía y Mejor Diseño de Iluminación.

En cuanto al apartado teatral, les sucedieron de cerca en número de galardones el montaje La respiración, de Alfredo Sanzol, programado este año en el Cuyás, que se alzó con los premios a Mejor Autoría Teatral y Mejor Actriz para Nuria Mencía; y el montaje Només son dones (Solo son mujeres), de Carme Portacelo, que se hizo con los premios a Mejor espectáculo de Teatro y Mejor Dirección de Escena.

En cuanto al apartado canario de esta edición, el montaje Los Malditos, de Unahoramenos Producciones, que concurría en tres categorías, no logró hacerse con ninguno de los tres premios a los que optaba en las categorías de Mejor Autor Revelación (Antonio Lozano), Mejor espectáculo revelación y Mejor Diseño de Espacio Escénico (Mario Vega), si bien el propio equipo manifestó ayer que "la nominación ya es un premio".

Los máximos galardones del teatro y la danza en España, que concede la Fundación SGAE, con la colaboración de la Generalitat Valenciana, se fallaron ayer en una gala musical, festiva y mediterránea en el Palau de les Arts de Valencia, conducida por la popular presentadora, humorista y actriz Ana Morgade y dirigida por Joan Font, responsable de la compañía Comediants, que fue retransmitida en directo por La2 de TVE.

La velada estuvo marcada por la reivindicación de la autoría teatral, sobre todo, a la de acento femenino; al 119º aniversario del poeta granadino Federico García Lorca, que se cumplía ayer; y a las dos décadas de existencia de los premios más importantes en el marco de las artes escénicas en España.

En su discurso, la directora de la Fundación SGAE, la cineasta Inés París, rindió homenaje a los dramaturgos y, sobre todo, a las dramaturgas y "las dificultades a las que todavía se enfrentan las mujeres". "La situación de los autores en este país es difícil, pero el hecho de ser mujer lo complica todavía más, y esto no lo digo yo, lo señalan los datos", declaró la directora. "Hay pocas autoras y, además, ingresan menos. [...] Se equivocan los que creen que el paso del tiempo por sí solo va a mejorar esta situación, que es injusta y una perdida de capital humano", añadió, a lo que invitó a la comunidad teatral a que "nos comprometamos todos, mujeres y hombres".

Entre las novedades en el palmarés de este año figuraba una nueva categoría, que distingue por primera vez al Mejor espectáculo de calle y que recibió en su primera edición el montaje Mulïer, de la compañía Maduixa Teatre. En cuanto a los reconocimientos a una trayectoria, el autor, dramaturgo y director sevillano Salvador Távora recibió el premio Max de Honor; la Fundación Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro se hizo con el Max a la Contribución a las Artes Escénica, que recogió su directora Natalia Menéndez; y el grupo Teatro Yeses obtuvo el Max Aficionado a las Artes Escénicas.

El espectáculo In Tarsi de la compañía de Circo 'eia', recibió el premio a Mejor Espectáculo Revelación, cuyos representantes reclamaron al recoger el galardón un premio Max específico para el apartado del circo. La obra Hamlet, de Curt Allen Wilmer, se hizo con el Max a Mejor Diseño de Espacio Escénico; la dramaturga María Cárdenas ganó en la categoría de Mejor Autoría Revelación por Síndrhomo y José Ramón Fernández en la de Mejor adaptación o versión de obra teatral, por El laberinto mágico, de Max Aub, que dedicó a Teresa Álvarez Aub, nieta del dramaturgo, presente en la gala.

En cuanto al resto de galardones de la vigésima edición de los Max, el montaje Cervantinas, versiones y diversiones sobre textos de Cervantes, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Ron Lalá, se hizo con el Max a Mejor espectáculo musical; Amour, de la compañía Marie de Jongh, a Mejor espectáculo infantil; Ángel Ruiz (Miguel de Molina al desnudo, de Félix Estaire) ganó el Max a Mejor Actor; y Paco Ochoa ( El laberinto mágico) y Ainhoa Santamaría (La estupidez, de Rafael Spregelburd), como Actor y Actriz de reparto. Este último también desfiló también el año pasado por la cartelera del Cuyás.

El resto de galardones se dirigieron de la velada a Historias de Usera (La Zona Kubik), a Mejor producción privada de artes escénicas; Manuel Liñán (Reversible) a Mejor intérprete de danza; y Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico para Damián Sánchez, por Mulïer.