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Exposiciones

El oxímoron del agua plástica

Nandi Periquet demuestra que su obra es tan compleja como su propia concepción del arte

El artista Nandi Periquet ante una de sus piezas. LP / DLP

Afirmar que somos básicamente agua puede parecer una exageración para quien no sepa que el líquido elemento es el componente principal del cuerpo humano. De hecho, alrededor de un setenta por ciento de nuestro peso es agua. A pesar de ello pocos artistas han reflexionado acerca de esta realidad tan sorprendente y sugerente, por eso encontrar una serie de cuadros cuya temática gire alrededor de la importancia del agua en el ser humano supone una sorpresa tan grata como mayúscula.

No era de extrañar que una exposición semejante se titulase Oxímoron, porque esta figura retórica consistente en complementar una palabra con otra que posee un significado contradictorio u opuesto es perfecta para demostrar varias paradojas, entre ellas la ignorancia de la realidad previamente señalada o la contradicción física que se produce en la refracción de la luz en una gota de agua.

Con esta concepción de la paradoja como título Nandi Periquet presenta esta exposición en el Colegio de Abogados de Las Palmas, en la que a diferencia de sus anteriores creaciones apuesta por lo post conceptual. Tal cambio se explica por el hecho de que lo conceptual critica todo, pero no propone soluciones y en los cuarenta cuadros que componen Oxímoron, Periquet trata de llegar más allá usando las técnicas vernáculas. Por lo tanto estamos antes un nuevo paso en su trayectoria en el que abandonando las evocaciones del arte conceptual responde al desafío de recuperar el pincel, el color y el dibujo, en definitiva los elementos que componen un cuadro y que el arte conceptual ha abandonado.

En sus pinturas se suceden diferentes visiones de la refracción de la luz sobre una gota, escrituras en varios idiomas que van del italiano al hebreo pasando por el élfico, combinándose con elementos del pensamiento medieval como el fil d'or y conceptos de la filosofía oriental como el Tao, junto a movimientos pendulares que muestran la isocronía y el paso del tiempo ejemplificado a través de la caída de una gota de agua.

Incluso en sus lienzos se traslucen resonancias a la narrativa fantástica oriental junto a conceptos de la filosofía más actual como la modernidad líquida acuñada por Bauman, demostrando que el título de la exposición es el más adecuado para una obra que se mueven entre conceptos tan divergentes.

En el estilo de Nandi Periquet se advierte que prefiere sugerir antes de mostrar, porque concibe su arte como un juego de sugestiones, por eso aunque sabe de sobra que puede ser explícito prefiere ser más sutil como demuestra su predilección por los colores matizados, tenues y su huida de las estridencias pictóricas al renunciar a pintar con colores de la gama básica decantándose por los secundarios.

Las influencias de este creador son tan variadas como su cultura, incluso las reconoce en un cuadro titulado Logaritmo estético. De Mark Rothko ha tomado el gusto por los colores que respiran y el tratar de que nunca sean totalmente limpios, sino que permitan una veladura, una trasparencia, de ahí las vaguadas que consigue aplicando varias capas de pintura. De otro artista como Piet Mondrian ha imitado su acertada decisión de componer antes de pintar como se puede apreciar en lo bien estructurados que están sus cuadros. Pero también vemos en ellos la poseía de Shusaku Arakawa o el deseo de jugar con el espacio roto y la oblicuidad de Gianni Colombo e incluso la aspiración a poder volver a pintar como un niño de Joan Miró.

Con Oxímoron Nandi Periquet demuestra que su obra es tan compleja y amplia como su propia concepción del arte.

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