El legado galdosiano es tan inagotable que, más allá de cartografiar las vicisitudes de la sociedad española decimonónica desde el realismo literario, el novelista grancanario esbozó y pintó al óleo algunos de sus acontecimientos históricos más importantes. Así lo desveló ayer Roberto García Mesa, doctor en Filología Hispánica y profesor de la UNED, quien descubrió por primera vez en la Casa de Colón un cuadro original e inédito de Benito Pérez Galdós, que data de finales del siglo XIX y donde, al igual que en su obra literaria, "pintó los avances de la modernidad".

Esta reliquia de pequeñas dimensiones, que reproduce un conjunto de barcos de vapor fondeando en la Bahía de Santander, pertenece a la colección privada de la familia de los descendientes del cineasta y escritor grancanario Claudio de la Torre (1895-1973). Su nieta, Claudia Hernández de la Torre, afincada en Castellón, trasladó consigo el cuadro para presentarlo ayer expresamente en el marco de la tercera jornada del XI Congreso Internacional Galdosiano, donde, junto con el docente e investigador, desglosaron la naturaleza y trayectoria del óleo en una emotiva intervención que se desarrolló bajo el epígrafe Galdós pintor: un presente para Claudio de la Torre.

Obsequio

Ambos explicaron que el óleo se corresponde, tal como bautizaron su ponencia, con un obsequio que realizó el escritor realista a su amigo Claudio de la Torre. Así lo glosa éste último en la publicación Geografía y quimera (1964), cuyo artículo Recuerdos sobre Galdós señala que el grueso de dibujos y pinturas del escritor se conservan en la capital grancanaria, toda vez que revela en otro de sus capítulos que "tengo en mi casa de Madrid pintada al óleo aquella escena de 1898, en la que Antonio López cruzó la Bahía de Santander".

Las investigaciones de García de Mesa indican que Galdós le obsequió con esta pieza entre los años 1915 y 1920, una época en que De la Torre, al igual que muchos otros canarios, frecuentaba las tertulias literarias del escritor en su residencia de la calle Hilarión Eslava. Además, según sus pesquisas, Galdós cultivó la afición a obsequiar a amigos y familiares con sus pinturas.

El óleo reproduce un paisaje marítimo de veleros y fragatas de vapor en el puerto de Santander, ciudad que Galdós descubrió en 1971 y a la que regresó en los veranos como subterfugio del inclemente sol madrileño y donde además trabó una importante amistad con el también escritor realista José María de Pereda. "Galdós escribió y pintó inspirándose en temas santanderinos, así que Galdós no fue sólo Madrid, sino que la influencia de Santander fue inmensa", señaló el docente. Aunque la fecha que aloja el reverso del cuadro data de 1880, García de Mesa lo fecha en 1898 y subraya que "se ve claramente que ha sido retocado".

Además, el profesor destacó "la relevancia histórica" de la joya galdosiana, no sólo por su autoría, sino por el contexto en que se produjo, dado que, de ser acertadas sus pesquisas, se enmarcaría en el período histórico de la Guerra de Cuba, en el filo del siglo XIX, donde el puerto santanderino jugó un papel estratégico en el transcurso del conflicto y en el marco del desarrollo naval de España. "Esto lo convierte en el retrato concreto de una época crucial", afirmó.

"En la segunda mitad del siglo XIX, la Marina española jugó un papel muy importante en los conflictos internacionales y el puerto de Santander ocupó un lugar clave entre África, Europa y América. Y Galdós estaba ahí presenciando uno de los acontecimientos más importantes que se estaban produciendo en España, desde Santander", añade.

El navío blanco que retrata Galdós aloja algunas reminiscencias con el vapor Alfonso XIII que naufragó en la bahía en 1915, un buque de la compañía Trasatlántica Española, fundada por Antonio López, primer Marqués de Comillas, tal como recordó el ponente. A falta de conocer la designación oficial del barco, García de Mesa destacó " este óleo es algo más que una marina: Galdós está pintando la modernidad, el avance tecnológico de la Humanidad".

"En ese tiempo hubo un boom de los retratistas de cuadros de barcos, que no son de una técnica espectacular porque son de pintores aficionados", expuso, "pero este cuadro no es el divertimento de un novelista, sino algo mucho más importante, porque a Galdós no le interesaba la representación fiel, sino recrear la idea del avance tecnológico de los barcos de vapor, que fue la máquina tecnológica más importante de su tiempo". Aun con la alegría de este hallazgo, García de Mesa indicó que aún quedan datos del óleo por esclarecer y que su misión es "llegar al mayor acercamiento posible", toda vez que "probablemente existan más cuadros de Galdós y, ante eso, queda una tarea enorme por hacer, y que hay que tomársela en serio".