La noticia saltaba hace unos días a las redes: Linkin Park, una de las bandas de metal de mayor éxito de las últimas dos décadas, recibía un botellazo en un concierto de un seguidor indignado con su último disco, un álbum pop que, en algunos cortes, podría venir firmado por Justin Bieber. "Cuando publicamos Meteora (2003) ya hubo algún mal gesto porque incluimos un tema más lento. Las críticas no son algo nuevo para nosotros", reconoce la banda en una entrevista con Efe en la que se muestran conscientes de que One more light (Warner Music), su séptimo trabajo de estudio, "es un disco que sorprende y no para bien en todos los casos".

El pasado fin de semana el grupo ganador de dos Grammy lo presentó en Madrid ante más de 30.000 personas en la primera edición de Download Festival. Tocaron cuatro canciones nuevas, sin incidentes ni abucheos, solo música. La producción, que corrió a cargo de Brad Delson y Mike Shinoda, miembros del grupo, choca con discos anteriores, especialmente con los que los convirtieron en referencia del nu-metal, como Meteora (2003) y Hybrid Theory (2000), el debut a cargo de una banda más vendido en la historia de EEUU.

"Nunca nos han preocupado esas combinaciones de palabras. Conforme nuestra carrera ha progresado, las fronteras entre géneros se han difuminado para nosotros", afirma Shinoda.