La fotógrafa Teresa Arozena inaugura la muestra Parade este viernes 30 de junio, a las 20.30 horas, en La Regenta, donde estará abierta al público hasta el 20 de octubre. La exposición está formada por fotografías realizadas, entre los años 2010 y 2017, en las Islas Canarias. Desde el interior del propio paisaje cultural, el trabajo se centra en el relato de lo colectivo y la exploración del otro en su condición de sujeto contemporáneo, en una especie de "etnografía experimental" centrada en la sociedad local. La fotógrafa, profesora y Doctora de la Universidad de La Laguna, realiza una investigación centrada en la imagen y las nuevas tecnologías, en la que trata de hallar en la forma documental de la imagen fotográfica una deriva alegórica.

La exposición aglutina un total de 182 imágenes de distintas dimensiones, repartidas en 12 series o instalaciones, en las que atesora el registro directo del entorno mediante la captura fotográfica que transforma, mediante un proceso de reubicación de la mirada, la configuración selectiva de escenas autónomas que quieren mostrar el grupo humano, los modos locales de estar y habitar de la multitud. Son escenas que revelan el teatro relacional sobre el que se sustenta la idea de lo colectivo y lo público, y que configuran un paisaje humano.

"En la estela de los almuerzos campestres o de las escenas del ocio burgués de la pintura francesa de finales del siglo XIX, esta nueva iconografía que ha pasado a ser ideológica en la transmutación fotográfica de los pequeños acontecimientos, retrata un nuevo substrato social de gente que finge estar en el paraíso. Configura el nuevo entorno de los paisajes humanos de la multitud como una especie de sujeto histórico que retorna con puntualidad a ese lugar irreductiblemente político de la mirada" escribe Víctor del Río, en La multitud diseminada. Paisajes humanos de Teresa Arozena.

La búsqueda y registro de una dimensión social ahonda en la noción de un inconsciente político de la fotografía. En este sentido Parade tiene algo de metacomentario entorno al propio medio fotográfico, sobre cuyo aparato documental se ha desplegado, históricamente, todo un complejo sistema de cartografía social.

No obstante, Parade impugna la fina frontera que separa lo verídico de la ficción. La realidad contiene siempre una potencia de fabulación, así como toda ficción contiene una dimensión documental en su interior. La lectura de este proyecto puede hacerse bajo una lógica del fractal; el trabajo desde lo local termina expresando la existencia entera; esa parada-marcha colectiva o desfile- a la que hace referencia el título de la muestra, acaba en alegoría de nuestro paso sobre la tierra.