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Entrevista

Lizundia: "Cuanto más se lee sobre el Sáhara Occidental, menos existe"

"La causa saharaui es producto de la guerra fría, las luchas de liberación, etc., y nada de eso permanece", indica el escritor y abogado José María Lizundia Zamalloa

El abogado y escritor José María Lizundia. LP / DLP

Usted afirma que, excepto en el siglo XI y durante los años sesenta de veinte, el Sáhara Occidental nunca fue un espacio geopolítico propio.

Solo lo es con Marruecos, pero no hay otra ocasión en la que aparezca así, y no me refiero como entidad política, porque ni siquiera ese territorio estuvo identificado con un pueblo, lo cual no pasa por supuesto con los tuareg, siempre presentes como señores de las zonas que habitan a pesar de no haber tenido estado, o de tribus subsaharianas como los hausa o los yorubas? Cuanto más se lee sobre el Sáhara Occidental, menos existe.

¿Cómo es posible que hasta 1975, cuando los marroquíes y los saharauis se levantaron en armas lo hicieran siempre en el mismo bando?

El santón Ma-al-Ainein, sus hijos el Sultán Azul y Lagdaf siempre lucharon por su patria marroquí. El Ejército de Liberación de Marruecos, tras considerar inconclusa su independencia en 1956, está compuesto de muchísimos saharauis, que pretenden la reintegración del Sáhara.

¿No ha habido batallas entre Marruecos y el Sáhara?

Con todos los libros que se han escrito a favor de la independencia del Sáhara, en ninguno se nombra una guerra o batalla que hubiera enfrentado a ambos. Están historiados conflictos entre tribus en el s. XX pero ni una contra Marruecos, lo cual es una ausencia muy significativa. Tampoco hay batallas imaginarias ni leyendas que articulen su sentimiento de pueblo.

¿Entonces la visión que tenemos del Sáhara Occidental como una entidad independiente es producto de una visión eurocéntrica y mítica resultado del colonialismo?

Es un constructo histórico que surge a pesar de ellos con la descolonización, a la que llegan los últimos por falta total de conciencia de pueblo. Hay tribus y fracciones, no pueblo. La ONU se refiere siempre a ellos como "poblaciones". Prueba de que ellos no se tomaron como pueblo es que quien en la ONU reclamaba insistentemente la descolonización era Marruecos.

Según usted casi todo lo que se ha escrito sobre el Sáhara no solo adolece de falta de objetividad y neutralidad sino que además ha sido parcial e involucrado.

Es la izquierda y los nacionalismos quienes idealizan las luchas de liberación nacional, por lo que implican de pueblo monolítico, controlado, unívoco, sin pluralidad ni libertad, y si está uniformado, mejor.

En el caso español demuestra que los que han escrito sobre el Sáhara Occidental han sido mayoritariamente militares

Los únicos disconformes con la salida de España del Sahara fueron los militares de aquella dictadura colonialista, que son sin duda los que más libros han escrito (ahí está Diego Aguirre), a los que se unirán periodistas, novelistas y algún jurista que elaboran un idéntico metarrelato.

También denuncia que la causa saharaui es un mito que no se alimenta de argumentos sino del exotismo y la adhesión que despiertan todos los movimientos guerrilleros

La causa saharaui es producto de la guerra fría, de las luchas de liberación nacional, el panarabismo, el movimiento de países no alineados? Nada absolutamente de aquel mundo permanece. Solo la identificación con luchas finales que jalear, conforme a fantasías de puros contra malvados. Esquema esencial para catalizar emociones.

¿Que el saharaui disfrute de la estima de muchos españoles frente al aborrecimiento que gran parte de nuestra sociedad siente por los marroquíes es otra manifestación de esa ambivalencia mítica del "moro bueno" y el "moro malo" que se crea en la cultura española con la Reconquista?

Efectivamente los marroquíes son el "moro malo" históricamente y los saharauis el "bueno". En realidad motiva más la confrontación, la hostilidad al malo que el amor al bueno. Si no fuera así, se perseguirían acuerdos y paz, no el triunfo incondicional de un bando.

Asimismo señala que el supuesto amor que los saharauis sienten por España y los españoles es una fantasía y para probarlo cita los ametrallamientos de barcos pesqueros.

Los únicos en el mundo que viven el conflicto del Sáhara con pasión beligerante descarada son los españoles, que miman a los saharauis de Argelia. Un chantaje afectivo para que se porten bien: o sea que resistan al precio que sea. Nadie ha pedido perdón por los crímenes del Polisario. Están pendientes.

En un capítulo indica que el Frente Polisario es una organización totalitaria que ha hecho muy poco por acabar con la esclavitud.

Es tan totalitaria como las FARC y similares, enemigos de la pluralidad, la libertad individual y la sociedad civil. Les gustan demasiado los estados-cuartel, exactamente igual que a la mayoría que les apoya. Yo digo que quedan retazos de esclavitud, basándome sobre todo en un gran amigo de ellos, que es Dalmases, que tiene un libro reciente acerca de ese asunto.

¿Entonces lo que creemos saber sobre el Sáhara Occidental es básicamente un imaginario, un metarrelato?

Sí, es una construcción muy tardía propia de una época. Con la estructura de un mito creado por saharauis estudiantes en universidades marroquíes a comienzos de los 70 del siglo pasado y militares y funcionarios entonces franquistas, izquierdistas, nacionalistas periféricos y periodistas deslumbrados por todo lo que significaba la izquierda revolucionaria.

¿Adónde nos llevará ese cambio de paradigma que da título a su obra?

El derecho de autodeterminación ya no es unilateral como hace 50 años, sino que la solución del Sáhara pasa a día de hoy por un acuerdo justo, duradero y mutuamente aceptado por las partes. O sea bilateral, la ONU dixit. Ahora ha surgido en España un nuevo actor que podemos llamar el frente académico, la universidad ha sacado un libro coral y otros. En lugar de hablar de concienciar y razonar se habla de visibilizar, de imágenes y emociones. En términos posmodernos continúan con transterritorialidad, nación imaginaria e integración en las luchas de género, indígenas y demás. Este nuevo actor apela a los "derechos" y la "justicia", a categorías abstractas pero manteniendo la lucha.

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