¿Qué ha estado haciendo durante todo este tiempo apartado de los escenarios?

Me quedé sin compañía de disco y estuve ocho años trabajando desde casa. Acabó mi contrato con la compañía discográfica tras publicar El rock de mi pueblo, que fue mi último disco, y me costó volver a los escenarios. En ese tiempo me quedé trabajando en mi casa de Santa Marta en Bogotá produciendo a otros artistas. Estos ocho años han sido muy duros, sin trabajo desde el punto de vista de mi carrera musical, y me quedé construyendo mi teatro. Ahora tengo un proyecto allá en Bogotá con artistas, gestores y músicos. Y he escrito un musical para niños, aparte de que he interpretado música de viernes a lunes y he hecho shows de teatro. Es algo que he construido en esos ocho años que para mí son importantes. También tengo una escuela para niños. La verdad es que no he dejado de moverme, pero, por supuesto, había desaparecido de la industria y volver con esta oportunidad es maravilloso.

Y lo ha logrado con nuevos éxitos tan populares como en su momento lo fueron Fruta fresca , Déjame entrar o La gota fría .

Sí, ha sido una bendición muy grande. Mi abuela decía "dios escribe recto sobre renglones torcidos". Hace cuatro años me rescató Sony y he vuelto a grabar, y a viajar otra vez a nuestros territorios. Y contento de volver a Canarias porque siempre he considerado a las Islas como una parte de nuestra nacionalidad para los colombianos.

Ciertamente, es la zona de España más vinculada con su país.

Y con nuestra historia del Caribe. Nosotros somos una mezcla de canarios y andaluces. Y lo siente uno en los acentos. El otro día llegamos a España y nos saluda un guardia civil. Y dice mi mujer "¿es barranquillero?" y dije yo "no, es canario". Y ello me contestó "pues habla igualito que nosotros". Los que estamos cerca de Cartagena tenemos el mismo acento que aquí, como los habaneros que hablan de usted. Para nosotros Canarias es un lugar de conciertos en estadio, siempre íbamos a cantar en estadios, ni a bares, ni a locales.

¿Y cómo es posible que en estos años ninguna otra discográfica se haya interesado por rescatarle anteriormente?

Yo al principio tenía mi equipo de trabajo que mantenía las relaciones con las discográficas y se dispersó. Luego se produjeron muchos cambios en la industria, que entonces no entendía y que, ahora, visto con el tiempo, entiendo mejor. No entendía la manera de negociar con una discográfica. Cambió la economía y la historia. Hasta que empecé a entender las cosas mejor y aparece Sony y, afortunadamente, ahora la vida me ha dado la oportunidad de volver cantando y tratar de reconquistar espacios que habíamos perdido.

¿Qué puede adelantar de las canciones nuevas?

Formarán parte de un disco que saldrá en octubre, aunque las canciones han ido publicándose desde hace un año. Ahí está La bicicleta, que fue el primer sencillo. Después hicimos El filo de tu amor y ahora viene uno que se llama Robarte un beso. Y acabo de lanzar una canción para los ciclistas que tenía mi padre con la música montañera de mi país. Este disco tendrá 19 canciones, algunas de las cuales cantaré en Las Palmas. Ahora se va a empezar a escuchar una canción que tiene ese feeling vallenato como La Bicicleta dentro de la cosa urbana. En Canarias cantaremos cosas nuevas y viejas.

¿Cree que se tiene un concepto claro de lo que es el vallenato fuera de Colombia?

Yo tengo mi concepto de lo que es folclórico o no es folclórico. Yo, cuando grabé mi primer disco, me llamaron el rey del vallenato en España. Pero aquel era un disco muy diferente a la forma en que se había grabado el folclore. Desde muy temprano yo entendí que el folclore no se grababa y que lo que uno se inventa surge a partir del folclore. El folclore es un alma que está ahí, y si queremos que el folclore vallenato sobreviva, que no desaparezca, lo único que tenemos que hacer es cuidar el campo, que el campesino pueda seguir trabajando, que el campesino pueda seguir bregando con el ganado y la agricultura, que no se nos venga a los cinturones de miseria de las grandes ciudades nuestras.

Es casi un mensaje ecológico el que usted envía.

Claro, porque si el colombiano quiere salvar el folclore vallenato, tiene que salvar el campo vallenato. Ese es el verdadero folclore. Los demás, los que estamos con las vanidades, incluso aquellos cantantes me critican porque ellos creen que sí son folclore y yo no lo soy. Pues a ellos yo les diría que tampoco son folclore porque el folclore no tiene vanidad. Ellos dicen que tienen la mejor voz, el mejor traje, y que son los que llegan más lejos. Pero ninguno de ellos son vallenato. No lo soy yo tampoco realmente. El folclore es un concepto que yo tengo metido en mi cabeza desde el principio y me marcó un camino diferente. Y lo que siempre yo he querido hacer es un pop o un rock urbano, pero apegado a las raíces vallenatas. Y el hecho de que yo lo haga no me permite ni que me llamen folclore vallenato.

Pero su estilo tampoco encaja en otra definición diferente.

Porque yo me siento mucho mejor haciendo una propuesta a la industria a partir de mis ideas. Y creo que es lo que más me mantiene conectado con la gente. Y lo que más me gusta de La bicicleta es algo que la gente no te va a decir y que es ese deje vallenato. Si yo eso lo hago con un acordeón y una cajita estoy haciendo un vallenato. Pero si lo visto de otra manera, le meto a Shakira, y el pongo el sonido de la computadora y todo el rock and roll, el resultado es industria inspirada en el vallenato. Entonces hoy existe una corriente que es lo que llaman la Nueva ola, pero que realmente es la Vieja ola porque comenzó hace muchos años con esos campesinos que se industrializaron. De esa manera el hombre dejaba de ser campesino y empezaba a ser más urbano.

¿Y le ha interesado algunos de esos artistas particularmente?

En los últimos años han aparecido músicos que han intentado pegarse a mi corriente que implica la inclusión al modelo clásico del vallenato las baterías y guitarras eléctricas nacidas en los patrones de la música pop. Hay varios artistas como Silvestre Dangond que estuvo mucho en la Nueva ola y ahora quiere pegarse más a esos patrones nuestros. Pero, en general, los músicos de la Nueva ola siempre han tenido temor a explorar lo que yo exploré.