Unos irónicos Maestros Cantores de Núremberg, obra de Barrie Kosky, abrió ayer el Festival Richard Wagner de Bayreuth, la cumbre anual de los wagnerianos encabezados por la canciller Angela Merkel. Kosky, el primer judío en esta difícil plaza al frente de la que fue la obra preferida de Adolf Hitler, se metió al exigente público en el bolsillo desde el primer acto con una versión de la popular ópera envuelta en fetiches wagnerianos. Kosky, desde 2012 director general de la Ópera Cómica de Berlín, demostró saber cómo moverse entre mitos adorados y temidos por los alemanes y divertirse con ellos sin destruirlos, hasta darles una vuelta de tuerca.

La alfombra roja, empapada tras varios diluvios seguidos, recibió así a Merkel, habitual del festival como su esposo, el catedrático Joachim Sauer, y a ilustres invitados, como los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia.

Los Cantores de Kosky es el único estreno de la temporada y fue la ocasión para revitalizar una obra muy terrena, pero profusamente instrumentalizada durante el nazismo. Fue la ópera preferida por Adolf Hitler, a cuyos pies pusieron el festival los herederos del compositor.

Al estreno de esa pieza seguirá hoy la reposición de Tristan e Isolda dirigido por la biznieta del compositor, Katharina Wagner, con Christian Thielemann, su director musical titular. Luego se repondrá Parsifal, dirigida por Harmut Haenchen, y finalmente El Anillo del Nibelungo de Franz Castorf, una producción que fue abucheada en su estreno, en la edición de 2014, pero que ha ido ganando aceptación entre los wagnerianos.