¿Cuáles son los aspectos que más le atrajeron del thriller No dormirás, que rueda en Gran Canaria, y, en concreto, de su personaje, Bianca?
Cuando me llegó el guión, entre todos los guiones que tiene que leer un actor, me pareció una historia muy interesante, pero también me atrajo mucho la función de mi personaje dentro de la historia. Primero, me llamó la atención tener que interpretar a una actriz, porque nunca había interpretado a una actriz siendo actriz y que, encima, era una actriz de teatro, porque yo nunca hice teatro. Y en cuanto a la película, me llamó mucho la atención la trama de la exposición de todos los actores a no permitirse dormir y a empezar a resentirse en los ensayos por los días de insomnio, con todo lo que ese proceso va generando en ellos; las alucinaciones, los delirios y las confusiones entre lo que imaginan y lo que sucede realmente.
Su personaje dispara la tensión entre ese reparto teatral insomne, pero, ¿cuál es el conflicto interno de Bianca?
Mi personaje se dedica a la actuación, que es algo que ama, y, a su vez, tiene una relación conflictiva con su padre, que tiene problemas psiquiátricos. Entonces, Bianca tiene que luchar un poco contra sus circunstancias, porque tiene que ocuparse de su padre enfermo y, al mismo tiempo, eso no le permite dar siempre el 100% en las audiciones. Pero tal vez la gran carga de Bianca es su miedo a tener la misma enfermedad mental que su padre. Por eso, cuando se expone a estos días de insomnio y empiezan a aparecer las alucinaciones, ese miedo vuelve a ella con fuerza.
¿En qué medida se identifica con su personaje?
En que ella sigue adelante con este desafío, porque Alma, el personaje que interpreta Belén Rueda, es una directora de teatro realmente muy importante para lo que ella valora como importante, ya que lidera una compañía de teatro muy respetada, que siempre está probando cosas más experimentales. Por lo tanto, para ella es realmente un desafío. Además, va a competir con su gran amiga y compañera, Cecilia, a la que interpreta Natalia de Molina, ante Alma y lo harán con muchos días de insomnio encima para lograr componer y defender el mismo personaje. Por tanto, hay una lucha interna de Bianca, pero también una lucha con Cecilia, porque las dos son amigas y se llevan muy bien, pero van a tener que competir por un rol y Alma va a tener que decidir cuál es la mejor. Estas son cosas que suceden en la vida real, pero que en la película acentúa este componente de competir desde el insomnio.
¿Se basa en algún otro personaje para construir a Bianca?
Por lo general, no soy de fijarme en personajes de otras películas para componer el mío, sino que me guío más bien por la vida real. Me baso mucho en situaciones que yo misma viví, porque siempre hay algo que está en tu interior que, inevitablemente, relacionas con lo que transmite un guión.
¿Cómo ha catapultado su carrera su participación en la serie La fragilidad de los cuerpos?
La fragilidad de los cuerpos ha sido, sin duda, una serie superimportante para mí. Sobre todo, había una presión, linda pero real, por interpretar a Verónica Rosenthal, que es un personaje muy icónico de las novelas de Sergio Olguín, que se han vendido mucho y tiene muchos seguidores. Pero Verónica es un personaje muy fuerte y poder interpretar hoy en día a una mujer de esas características ya me parecía muy positivo. Y afortunadamente, la serie, no sólo a nivel local, en Argentina, sino en toda Latinoamérica, me ha abierto muchas puertas. De repente, estar en la gala de los Premios Platino hablando sobre el último capítulo de La fragilidad de los cuerpos en la alfombra roja de TNT fue un paso grande para mí. Creo que cada proyecto nuevo es otro pasito que se va dando y que así es como se va construyendo una carrera.
¿Con qué papel sintió que despuntaba realmente su carrera en el cine?
Yo venía de telenovelas y tenía muchas ganas de entrar en el cine, pero tuve que olvidarme de ese deseo para que apareciera una audición y ser seleccionada, porque esto es así: no todo llega cuando una desea algo, sino que, a veces, es mejor olvidarse y dejarlo fluir hasta que llega. La primera audición de cine por la que me seleccionaron por fin fue para la película Sangre en la boca, con Leonardo Sbaraglia, donde interpreto a Deborah. La rodamos en 2015 y fue ahí cuando empecé a decirme que tal vez servía para otra cosa que no fueran las telenovelas.
¿Cuál es el mayor reto que le ha planteado la profesión?
Para mí, la profesión en sí ya es un reto. Ser actriz es vivir en constante inestabilidad, porque estamos rodeados de muchas áreas durante la filmación de una película y tienes que aislarte de cuanto sucede a tu alrededor. Siempre hay días más difíciles que otros, pero tú tienes que poner la cara delante de la cámara y despojarte de todo lo que te rodea, y no importa si se murió tu perro, si nació tu sobrino o si explotó una bomba al lado de tu casa. Cuando ruedas tienes que despojarte de todos tus miedos y tristezas para volcarte completamente en lo que estás haciendo, y ese es el mayor reto.
¿Cuál es su valoración sobre el momento que vive la industria cinematográfica argentina?
La trayectoria del cine argentino cuenta con muchas películas que han llegado muy lejos, con actores muy talentosos y con una conexión muy interesante con países como España, que ha dado a luz muchas coproducciones. El crecimiento del cine en Argentina, un país que no es Estados Unidos ni una gran potencia, se debe a que ha logrado grandes cosas con talento y con esfuerzo, y así es como se consolida una industria.
¿Cuáles serán sus próximos pasos después de No dormirás ?
Ahora mismo tengo en cartera un proyecto de cine que no está cerrado porque, últimamente, he tratado de liberarme un poco de tareas. Antes solía tomar trabajos y trabajos uno tras otro, y este ha sido el primer año en que sentí la necesidad de estar un poco más libre para volcarme de lleno los proyectos que llegaran. Ahora estoy enfocada únicamente en el rodaje de No dormirás. Luego, ya se verá.
