El ruido sinfónico que generó hace un año el nuevo modelo de Festival Internacional de Música de Canarias, y que dejó un agujero de 410.000 euros, ha dado paso a una situación de incertidumbre sobre el futuro de un evento cuya 34º edición, a celebrarse en enero de 2018, no está garantizada al cien por cien. Si hace un año, la anterior consejera de Turismo, Cultura y Deportes, María Teresa Lorenzo, con el gestor cultural y compositor Nino Díaz al frente como coordinador, defendía la validez de un modelo de transición con nuevos protagonistas, repertorios y espacios, en el arranque de septiembre el devenir del Festival de Música de Canarias es una incógnita cuya resolucíon está ahora en manos del nuevo consejero del área, Isaac Castellano.
La salida de Lorenzo del Ejecutivo regional estuvo presidida por el balance negativo del Festival, que si bien y pese al quiebro económico, hubo voluntad de reconducir el evento con la convocatoria de un concurso público para la dirección artística, finalmente se declaro desierto con nueve candidatos/as que aspiraban al cargo conforme a las bases del citado concurso.
"Esta situación nos plantea un nuevo reto", manifestaba Isaac Castellano el pasado 1 de agosto, tras dar a conocer que el concurso quedaba desierto. Entre los aspirantes que habían pasado las fases previas figuraba la anterior directora del Festival de Música, Candelaria Rodríguez -que estuvo siete años en el cargo- e Isabel Costes, miembro del comité asesor del Festival.
Castellano avanzaba, tras tomar posesión y dar cuenta del fallo, que "mi labor ahora es analizar todo y cuanto ha acontecido en el Festival de Música, no sólo en la última edición, sino en todas las anteriores, y tener en cuenta aquellos aspectos que han funcionado y aquellos que no, para potenciar los primeros y mejorar los segundos". El consejero no ha vuelto a pronunciarse sobre el Festival de Música de Canarias desde entonces.
El propio comité asesor del Festival comenzó a negociar la programación de 2018 tras agotar la 33º edición y antes de que la consejera Lorenzo hiciera públicas las cuentas y "el desvío del gasto" que propició el desfase presupuestario. El evento manejó un presupuesto de 1,9 millones de euros, de los que 1,3 millones los aportó el Gobierno regional. "Sólo hemos comprometido tres orquestas" de cara a la 34º edición, sostenía meses atrás Lorenzo, dejando claro que el resto del cartel correspondía al nuevo director o directora.
Avance de programación
Así, el Gobierno canario ha cerrado contratos de cara a la 34º edición con la Orquesta Filarmónica de Münich, que tiene en la dirección de Pablo Heras-Casado al frente; la Orquesta de Cámara de Viena; y la Orquesta Filarmónica de Novosibirk. Junto a éstas, y según los datos recabados por este periódico, igualmente se iniciaron contactos con otras formaciones de cámara , cuya presencia en el Festival de Música de Canarias, al igual que su celebración no está garantizada.
En este contexto y sin que el comité asesor haya celebrado reunión alguna tras conocerse el fallo del concurso, desde el Gobierno canario se estudian distintas alternativas. Por un lado, se ha descartado el nombramiento directo de un nuevo director/a. En este sentido, el nombre de Víctor Pablo Pérez director artístico y titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, fue uno de los candidatos que barajó el Ejecutivo canario, si bien no se llevó a efecto en el mes de agosto.
Cabe recordar que Víctor Pablo Pérez fue uno de los miembros del tribunal designado para el concurso en la dirección artística, junto a Tilman Kuttenkeuler, director general de la Fundación Teatro Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria; Pablo Álvarez de Eulate, director de Acción Cultural Española; Miguel Ángel Parera, gerente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife; Cristina del Río, presidenta de la SGAE en Canarias; y Daniel Tapia, director del Teatro Guiniguada.
Descartado este nombramiento, sobre la mesa está la posibilidad de designar un nuevo coordinador, tal como se hizo con Nino Díaz para la última edición, y diseñar una segunda edición de transición; dejar en suspenso el Festival de 2018, un posible cambio de fechas -prescindir de enero y febrero en favor de otros meses-, e incluso optar por un modelo bianual, con lo que se recuperaría el evento en 2019. Todas estas opciones están condicionadas a los compromisos ya suscritos con las orquestas para 2018.
En lo económico, el Gobierno canario preveía que el Festival de Música manejara el próximo año un presupuesto similar al de 2017, con una aportación de 1,3 millones de euros con cargo a las arcas autonómicas. Las pérdidas de la última edición, con los 410.000 euros de déficit antes señalados, fruto del pago de cachés y producción, así como la reducción del número de espectadores y la caída en la recaudación en taquilla en los 78 conciertos programados, podrían igualmente condicionar el dinero que se destine al evento, o en su defecto, a otros proyectos culturales.
