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Artes escénicas

"Llego al Teatro Cuyás con un máster para resolver problemas"

"La idea es crecer y que los abonados se conviertan en los prescriptores de nuestra marca", señala Manuel PIneda

El gerente de la Fundación de las Artes Escénicas y la Música, Manuel Pineda, el pasado jueves ante la taquilla del Teatro Cuyás. ANDRÉS CRUZ

En julio pasado fue nombrado nuevo gerente de la Fundación como el candidato que "presenta una experiencia adecuada al perfil de la plaza" para cubrir el puesto que dejó Juan Márquez.

Si, ese es uno de los grandes desafíos a los que me enfrento. La gerencia por parte de Juan Márquez ha dejado un pabellón muy alto, con una gestión y unos números que hablan muy bien por él. Ha sido fantástica y como decía todo queda muy alto desde el punto de vista gerencial y desde el tándem con Gonzalo Ubani en la dirección artística. Da miedo, pero por otro lado, es un desafío apasionante.

Un puesto económico-financiero similar al trabajo que ha venido desarrollando en la capital grancanaria en otras instituciones culturales. ¿Teniendo en cuenta que la gestión cultura no es una empresa rentable en términos económicos, me refiero al retorno de la inversión, ¿cuál es la hoja de ruta?

Bueno, la rentabilidad es un tema delicado porque se puede entender como rentabilidad social. Desde el punto de vista económico no existe ese retorno absoluto de recuperar lo que se invierte, pero no solo aquí, en cualquier institución cultural de España. El modelo anglosajón, por ejemplo es diferente, porque la ley de mecenazago de ellos les permite obtener patrocinios y eso palía completamente los resultados. El retorno por taquilla es imposible que se consiga al cien por cien; si un espectáculo cuesta 100.000 euros es imposible que lo recuperes a menos que vendas las entradas a 1.000 euros cada butaca. El retorno económico es algo a lo que nos enfretamos que no tiene fácil solución, pero creo que hay que pensar en otras derivadas, como ese retorno social y la evolución del pensamiento crítico de los espectadores que tenemos. Desde la Fundación de las Artes Escénicas pensamos que fomentar ese pensamiento crítico es muy importante, y un ejemplo de ello es que los jueves previos a cada representación en el Teatro Cuyás se hace una introducción a las obras en la que se desarrolla toda una actividad que va más allá de la representación, se generan otras acciones trasversales que queremos que vayan a más. Yo no vengo a realizar cambios, mi idea es sumar con lo que he aprendido como gestor.

El Teatro Cuyás se ha ganado a un público fiel que se ha traducido en una ocupación media en torno a 70 u 80 por ciento. Es de suponer que su intención sea que la sala se llene semana a semana.

El Cuyás está muy bien posicionado y no sólo a nivel de Las Palmas de Gran Canaria sino que me atrevería a decir que a nivel nacional. Los productores nacionales nos consideran un teatro muy potente y con muy buena programación. Todo el mundo quiere venir, cuando los invitamos resulta que es una llamada agradable, que el Cuyás no es un asunto extraño. Y eso que somos un teatro de la ultraperiferia, que exige de unos desplazamientos importantes, y aún así repito que todo el mundo viene encantado. Y creo que es importante mantener ese brillo fuera de nuestras fronteras.

El presupuesto de la Fundación para este año es de 3,8 millones de euros, un 22 por ciento másque el pasado ejercicio.

Esperamos que este año de transición entre Juan Márquez y yo, y dada la premura, no se podrán hacer grandes variaciones respecto a lo previsto, pero la idea es aumentarlo progresivamente en la medida de las posibilidades para apoyar no solo la programación estable de la sala principal del Cuyás sino también las otras salas, la Josefina de la Torre y la Sala Insular de Teatro. La SIT tiene que seguir creciendo de manera paralela potente para que la escena canaria crezca, que los productores canarios puedan desarrollar su trabajo en un espacio interesante, y si crece el presupuesto se podrá crecer en esas actividades. Y toca seguir creciendo en número de abonados, que en las dos partes de la campaña ronda los 900. La idea es crecer y que los abonados se conviertan en los prescriptores de nuestra marca. Me gustaría que la gente se tatuara el logo del Cuyás en el brazo [risas]. El apoyo de los abonados es lo que da sentido a la Fundación. Tenemos una programación estable, y queremos que esa estabilidad se traslade al público. Estamos también viendo como optimizamos las nuevas tecnologías, se estudia la posibilidad de poder retransmitir en directo las funciones. Habrá que renegociar los cachés, es el gran desafío. Utilizar plataformas como Youtube y redes sociales como Facebook para que el Cuyás llegue a los pueblos de la Isla. Logicamente hay que hacer una inversión en recursos tecnológicos, un equipo técnico, y como decía, negociar esto con las compañías. Es uno de los retos, acercar al teatro a la gente que permita a quien quiera ver la representación desde su ordenador o tableta, y sobre todo en localidades que no tienen recursos para la programación teatral. Tan simple como conectarse y verlo.

¿Ese salto tecnológico, tal como lo plantea, no cree que igual tendría un efecto perjudicial en público presencial y en los abonados?

La emoción del directo nunca se perderá. Todo el mundo quiere venir al teatro porque es un acto social. Y si resulta que al final es un éxito pues venderemos entradas por internet. Ojalá pudiéramos hacer como el Metropolitan de Nueva York, o en los cines, seguro que multiplicaríamos por veinte nuestros ingresos, y esto permitiría expandir la marca más allá del espacio físico donde estamos. Si es un buen producto el que tenemos, que funciona en Gran Canaria y en Madrid, ¿por qué no va a hacerlo en otros sitios? Y a eso nos ayudanlas nuevas tecnologías, y así se lo he trasladado a todo el equipo.

¿Cómo ha sido el trabajo en estas semanas previos al comienzo de temporada con el director artístico Gonzalo Ubani?

Me incorporé el 4 de septiembre con la temporada ya diseñada, y con Gonzalo Ubani siempre he tenido una relación fantásticas. Ya nos conocíamos, y todo ha sido muy cómodo. La parte artística es su responsabilidad y lo continuará haciendo, nos repartimos el trabajo, que está diferenciado, y sin que exista injerencia alguna.

Logicamente, tendrán que hablar con cualquier propuesta de contratación.

Hablamos a diario, por supuesto. Hay un discurso acerca de que por qué los directores artísticos no son los máximos responsables de los espacios. Pues porque se pueden tomar decisiones que comprometan la tesorería. Si encontráramos a alguien que fuera capaz de dirigir ambas áreas nos ahorraríamos un puesto y un sueldo.

Usted está acostumbrado a trabajar en situaciones críticas en lo económico. Por ejemplo, en su etapa enel Pérez Galdós cuyas pérdid as derivaron en la fusión con el Auditorio y en la actual Fundación Auditorio y Teatro, de la que fue subdirector general hasta que se incorporó al Cuyás.

Siempre digo que tengo un máster en resolver problemas en gestión cultural. Empiezo en el mundo de la gestión cultural con el estallido de la crisis. Cuando llego en 2010 a la Fundación Teatro Pérez Galdós me encuentro con un escenario dantesco y complejo que terminó, como todo el mundo sabe, con la quiebra técnica del Galdós y la fusión que se produjo con la Fundación Auditorio y Teatro. Para mí una experiencia inequívoca. Al igual que uno puede aprender de alguien para hacer algo bien, también puedes decir que esto es lo que no puedes no debes hacer, aquellos fastos. Y luego pasa otra cosa, que en aquellos momentos no existía una ley de estabilidad presupuestaria, con lo que ibas gastando sin problema y el agujero se iba haciendo, y ahora ya lo solucionaremos. Ahora no, hay un marco que si no cumples con tus presupuestos, de forma inmediata entrás en pérdida y automaticamente te van a intervenir la institución que te gestiona, y entre otras cuestiones, implica tu destitución. Eso para mí, fue la experiencia, una situación muy dura porque supuso el despido de personal. Cuando entramos en la nueva Fundación había una enorme tensión fruto de todo lo anterior, con la disminución de recursos, la fusión de dos equipos completamente distinto. Hay que tener en cuenta que en el Auditorio siempre había estado Luis Acosta, y en el Galdós tras la reapertura estaba Rafael Nebot y luego Juan Cambreleng, dos personas y gestores totalmente distintos. Aprendí mucho alli.

La inauguración de temporada es inminente los días 22 y 23 con Calígula , de Mario Gas.

Va a ser un éxito seguro y es la mejor manera de empezar la nueva temporada.

El teatro de cuño canario se prestará a posibles producciones y/o colaboraciones con el Teatro Cuyás en este nuevo curso con usted en la gerencia de la Fundación.

El Cuyás es una teatro de exhibición y la producción como tal no se contempla. Otra cosa es cerrar algún acuerdo de coproducción o colaboración. Tenemos un circuito de artes escénicas a la que se pueden ir sumando colectivos y creciendo en experiencia. Y es como la primera etapa de una estructura. Luego está la Sala Insular de Teatro. Tras la reforma en enero, la SIT se ha activado de nuevo con una notable actividad y por la que han pasado unos 2.900 espectadores y una ocupación del 55 por ciento. Luego el Cuyás con sus otras dos salas. Y podemos desarrollar propuestas, colaborar con mucha gente, y por supuesto que estamos abiertos a la producción canaria como se ha hecho hasta ahora, y esto no va a cambiar. Seguimos abiertos a lo bueno, los espectáculos de calidad, a lo que sume. Es cuestión de valorar lo que nos llegué; tenemos una responsabilidad con el público al que no podemos defraudar y unos niveles de calidad que no pueden bajar.

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