Fascinado desde niño por la idea del "futuro que no tuvimos", ese avanzado mundo que fue imaginado en los años 50, el guionista canadiense Elan Mastai decidió dedicar su primera novela a un original viaje en el tiempo para demostrar que los avances tecnológicos no resolverán los problemas fundamentales. Todos nuestros presentes equivocados, editado por Alfaguara, es la novela de Mastai, cuyos derechos han sido vendidos ya a 24 países y que será llevada al cine, una historia que, según explica el autor, no es de ciencia ficción sino que este género le ha servido de "metáfora".

Su protagonista, Tom Barren, vive un 2016 utópico con coches voladores y vacaciones en el espacio, un mundo ideal donde los aguacates no se estropean, porque en 1965 un sabio inventó una forma de producir energía ilimitada con la simple rotación de la tierra, pero donde él no encuentra su sitio.

Por ello, un día roba la máquina del tiempo que ha inventado su padre y aparece en "nuestro" ruidoso e imperfecto 2016. "Durante muchos años, desde niño, me fascinaba la idea de ese futuro que se imaginó la sociedad de los 50 y que nunca ocurrió. Mi abuelo tenía una gran colección de libros de ciencia ficción y me encantaban las portadas de las publicaciones sobre ciudades futuristas y los científicos locos", recuerda el autor, que asegura que en los 80 supo que las cosas no iban cómo se había pensado.

Por ello, explica, se le ocurrió la idea de explorar los efectos que la tecnología tiene en nuestras vidas y cómo los futuros que imaginamos no son más que un reflejo del presente actual.

Pero, como siempre se había quejado -como guionista de Hollywood- de que no se reflejaba bien en la literatura y en las películas los avances científicos, consideró que debía hacer creíble su ficción, se dedicó a investigar y descubrió cosas "fascinantes e inesperadas".

No quería hacer un tratado científico sino un libro entretenido con humor y con un trasfondo creíble. "Tenemos la idea de que la tecnología resolverá todos los problemas y la fantasía de que en un futuro va a ser tan buena que vamos a dejar de tenerlos, pero los retos globales son los mismo ahora que cuando no teníamos teléfono móvil".