Las maquetas representan la fase intermedia en la concreción de un proyecto arquitectónico, pero también constituyen una expresión de arte en sí misma. Su interés radica precisamente en ese espectro creativo, que se origina en la imaginación y se fragua con las manos para cristalizarse en el paisaje.

"Para el artista, dibujar es descubrir", manifestó John Berger. "Y lo mismo puede sostenerse en referencia a la construcción de maquetas, que no sólo es interesante como modelo o producto acabado, sino como construcción y proceso", señala el Doctor y arquitecto José Antonio Sosa, uno de los autores de la exposición En proceso junto con su socia, la también Doctora arquitecta Evelyn Alonso.

Esta muestra se basa en una selección de cinco maquetas de proyectos presentados de manera conjunta a concurso internacional, que abre sus puertas hoy en la galería Saro León, "a quien agradezco la sensibilidad de introducir en su galería la arquitectura como discurso y modo de expresión artística; para los arquitectos, eso es una fiesta", declaró Sosa ayer, durante el montaje de la muestra.

Cada pieza exhibida revela los engranajes, reflexiones y relecturas del paisaje sujetos a cada proyecto arquitectónico. "Nosotros no concebimos la idea de la maqueta como representación, sino como proceso independiente de expresión que, en sí misma, es un proyecto arquitectónico que requiere ser construido a partir de unos materiales concretos", destaca.

La primera pieza de En proceso se corresponde con una maqueta de la Biblioteca Central de Helsinki (2012), el centro de investigación más importante de Finlandia. La construcción de la idea se inspira en los paisajes de los fiordos y sus suelos discontinuos. "La idea era generar paisajes de actividad superpuestos y buscar esa superposición de suelos a lo largo de la maqueta", apunta Sosa. Este juego de espacios desjerarquizados se basa en la realidad social de Helsinki, "donde existe una importante tradición de biblioteca, con un programa fantástico de kindergarten, cine o zonas para escuchar música". "La superposición de paisajes diversos, que hace referencia al fiordo en sus pliegues y vacíos, como los accidentes de un paisaje, genera campos de actividades diversas y variadas que, a su vez, generan los diferentes ambientes de la biblioteca", concluye.

A continuación, Station 20 (2011), concebido para una estación de metro en Sofía (Bulgaria), evoca los contrastes que ilumina Michael Heizer en su pieza Displaced/Replaced Mass en torno a "el vacío y lo que se ocupa". "Estar bajo tierra obliga a prestar una atención especial a la luz que entra por arriba", apunta Sosa. Por esta razón, "pretendíamos conseguir un espacio continuo entre la parte alta y la parte baja", que se revela en una estación que se abre al cielo azul de Sofía, y en cuyo suelo en penumbra se recortan los reflejos y cambios de luz del exterior. "Y pudimos expresar en una maqueta esta tensión entre los cuerpos, lo excavado y lo insertado, y el aire que fluye entre ambos cuerpos", añade.

Cloud Hotel (2013) presta nombre al proyecto de un edificio hotelero en Gambia, asentado en bancales y dunas, que fue paralizado por el brote del ébola. Su nombre se inspira en el efecto ilusorio de levitación sobre el suelo natural. "Todo el cuerpo de habitaciones se sitúa en el cuerpo superior del edificio, como en una nube que flota sobre el paisaje y donde cada habitación dispone de un espacio abierto con vistas directas al mar", explica Sosa. "Hemos reflejado la pieza con madera, que es más ligera, con una estructura perforada sobre unos alambres finos que la mantienen en el aire, dándole mucha importancia a la sombra que se produce por debajo", concluye.

Por su parte, La Loza (2014) es un proyecto basado en el reciclaje de un edificio industrial de 1960 destinado al almacenaje. Su maqueta juega con la estructura puntuada que configura este espacio, "como la planta hecha con máquina de escribir de Branzi para su Non Stop City", señala Sosa. Su juego se basa en "puntuar la trama" de puntos y rayas que flotan en la retícula sobre pilares y que "representa el espacio colectivo y continuo". "Lo que hacemos es insertar piezas libremente, ya sea con cubículos o elementos puntuales, que crean esa puntuación del espacio para potenciarlo y percibir su totalidad".

Por último, la maqueta del Philologicum. Ludwig Maximilian Universität, concebido para la histórica Biblioteca Central de Munich (2013), requirió el vaciado del edificio y el mantenimiento de la fachada, pero que los arquitectos aplicaron en sentido inverso. "En vez de mantener la fachada con los andamios por fuera, decidimos crear un andamiaje interior que luego se quedara y se convirtiera en las salas de lectura, junto a las ventanas del edificio", señala Sosa. "La idea era aplicar un nuevo corazón en ese volumen vacío del edificio y que ese corazón fueran los libros, junto a la luz de las ventanas a través de la fachada", añade.