Lamia, la última obra del grancanario Rayco Pulido (Telde, 1978), ha obtenido el Premio Nacional del Cómic de 2017. Se trata del primer autor de las Islas que logra este prestigioso galardón que, desde su creación hace diez años hasta ahora, ha recaído en nombres tan importantes para el noveno arte español como Max, Paco Roca, Alfonso Zapico o Pablo Auladell. El premio está dotado con 20.000 euros y tiene como objeto distinguir a la mejor obra publicada en cualquier lengua del Estado.

El jurado eligió el último título del autor teldense por "su capacidad de innovación formal y estética, que aprovecha el andamiaje de una historia de género negro para relatar una parte de nuestro pasado y por su tratamiento del papel de la mujer en dicho periodo".

Sea como fuera Lamia (Astiberri) , tras su publicación en octubre de 2016, ha obtenido el espaldarazo de la crítica especializada de una forma consecutiva logrando la Beca de Acción Cultural, una nominación como mejor obra nacional a los Premios del Salón de Barcelona o la consecución del Premio de la Crítica al mejor guión. Y no es para menos ya que Rayco Pulido ha construido un álbum que contiene todas las características que el buen aficionado necesita.

La historia transcurre en Barcelona durante el franquismo plasmando de forma sutil las tragedias de sus protagonistas, pero sin caer en maniqueísmos o discursos panfletarios, y retratando temas como la violencia de género, el machismo, la pena de muerte o la iglesia . Otro detalle que convierte a este título en excepcional es que Pulido reduce el texto a la mínima expresión dando prioridad al dibujo y mostrando, una vez más, que el cómic, como su hermano el cine, es imagen por encima de diálogos.

El autor se mostraba ayer contento con este reconocimiento, aunque algo cauto a la hora de valorar sus consecuencias. "Lo que supone no lo sé, ya se verá, en principio no va a cambiar ni mi manera de pensar ni de producir", señala. "Yo seguiré haciendo aquellos cómics que me gustaría leer sin pensar en la industria o en las ventas, como siempre ha sido". Y así lo confirma una producción hasta el momento formada por obras experimentales y arriesgadas como Final feliz (2004), Sordo (2008), Sin título 2008-2011 (2011) o Nela (2013) sobre la obra de Galdós.

Este premio tampoco va a cambiar su manera de trabajar, aunque reconoce que tendrá "un poco de más presión" por parte de las editoriales "poniendo más atención". Sobre el hecho de que le hayan concedido un galardón sobre una historia que refleja la Barcelona del franquismo justo en el momento de mayor tensión en el desafío catalán por los independentista, Pulido responde "que no creo o no quiero pensar en eso". Y es que Lamia es también un trabajo de renovación por parte del propio autor. Se trata de la primera vez que el grancanario aborda el guión y el dibujo a la vez y que publica en un álbum de tamaño gigante, con un ato volumen de información visual que provoca que el lector tenga que hacer su trabajo atento a los detalles y rellenando huecos.

El autor grancanario, desgraciadamente, no ha recibido la atención que merece en su tierra. Varios proyecto se han visto frustrados por el nulo interés de las instituciones hacia su obra. Entre ellos se encuentra la adaptación de la Trilogía de Madrid de Galdós- El doctor Centeno, Tormento y La de Bringas- al cómic. "Es lo que nos pasa a casi todos los dibujantes", comenta. "Y es que, todavía hoy, mucha gente piensa que el cómic es para niños porque confunden un género con un medio".

Realmente, Lamia aborda la tensión que sufría la mujer en la década de los cuarenta por no tener hijos. La protagonista, Laia, trabaja en el consultorio de Ana Bosch, una versión del consultorio de Ana Francis que marcó a varias generaciones de mujeres, fijando los valores nacionalcatólicos del régimen, aunque realmente mostraba lo que el régimen trataba de ocultar: una España de hambre, violencia, analfabetismo e incesto . La protagonista, con más de 30 años, espera su primer hijo, pero cuando está a punto de parir, su marido desaparece. Laia se teme lo peor y contrata a un detective hipnotista que, a su vez, se tropieza con un policía ávido por cazar un psicópata asesino. La obra, dividida en 18 actos a modo de folletín, muestra como funcionaban la iglesia y la burguesía de entonces, con la pena de muerte siempre como una sombra constante.