Un a oda al respeto a todos los seres vivos y a conocer sus códigos de comportamiento. Y un alegato contra el maltrato y el abandono de animales domésticos. Eso es lo que refleja el musical Mírame de frente que ayer se exhibió en el Cicca. El proyecto ha sido dirigido y escrito por Alejandra Aldao que, aparte de su trabajo como cantante y guionista, ha dedicado un gran tiempo al cuidado de los animales abandonados.

"Soy proteccionista y vegetariana", señala . "Yo creo que todo ser vivo tienen su código de convivencia y las personas tenemos que respetarlo", añade. "He intentado ser coherente y entenderlos, que la gente tome conciencia de que un animal de compañía es alguien que necesita de tus juegos, tus paseos, de su veterinario, de su vacuna, y, sobre todo, de amor". La trama surge a partir de que el personaje de la Madre Tierra habla de las especies y razas, entrelazando un número con otro y contando historias de diferentes animales que desfilan por el escenario en un montaje que aúna teatro, música, danza y audiovisuales.

"Se habla de todos sus reinos, pero hay homenajes al perro, al gato, a los leones, al sacrificio y a la muerte del toro", añade Aldao. Para la directora "hay un mantra de meditación sobre la condición del animal desde los egipcios, con su contenido moral y ético, además de un gran homenaje a los rescatistas que voluntariamente ayudan a los animales abandonados". La introducción ya resulta especialmente brillante, con el sonido de la naturaleza y el trabajo de videocreación de Jeremías Lobos con animaciones que consiguen entrelazar perfectamente la imagen con las piezas. Precisamente, llama la atención el trabajo del grupo de baile de Gabriel Barrera en quizás la parte más impactante de toda la representación en dos números concretos. El primero es Los rescatistas.. El coreógrafo aclara que "en esta pieza intentamos transmitir lo que es el apoyo humano sobre la vida animal, y también esa reciprocidad en la que el hombre se ve apoyado en ese ser vivo. Por eso creamos una primera pieza de baile, que dirigió mi compañera Dominique, en la que se intenta demostrar que no todos los humanos son iguales". Es el más realista ya que en la introducción unos de los rescatistas muere en el intento, y los dos que quedan logran librar al animal y acaba con el concepto de salvar a la naturaleza en si. El segundo es El toro, que tiene lugar durante la lidia de este animal en un blanco representando su vida y en rojo como la muerte cuando los sacan arrastrado en su capote. "Quisimos transmitir la agonía del toro al morir, pero también la incomprensión de un animal que se encuentra en un lugar en el que no ha elegido estar. Y por eso el principio es una toma de contacto con el capote. Y luego se ve maltratado, con las espadas que le ponen en el costado al animal. Y termina siendo retirado en un símbolo de la vida y la muerte", aclara Barrera.

En otra pieza, que simboliza la naturaleza y la contaminación, aparecen gaviotas y chapapote realizados con bolsas de basura. "Hemos hecho un musical que mediante nuestras voces y las artes en general provoca un llamamiento a la conciencia de las personas sobre todo el maltrato animal que existe en el mundo y que sin darnos cuenta vemos como algo normal", añade. Alejandra Aldao es muy conocida en Argentina gracia a su grupo de soul Sta Barbara Super Star en los años 70, que realizó giras por Nueva York y Brasil, entre otras. Precisamente, el pasado año, y como solista, actuó en este mismo escenario cantando tangos. "Toda mi vida he sido guionista y versionista y he trabajado en Londres y en Estados Unidos", recuerda. "Me daban un tema en diferentes idiomas y yo hacía las versiones en español. He tenido diversos números uno. Tengo una larga carrera como cantante y versionista también". Por lo pronto, Mírame de frente es un ejemplo perfecto, la quintaesencia, de los códigos en los que se mueven sus representaciones artísticas.