El Festival de Cine y el Monopol Music (MMF) han optado por darse otra oportunidad. Esa es la primera -y más importante- conclusión que sobresale de la reunión que ambas partes mantuvieron ayer. La cita, tras meses sin verse las caras y después de escenificar un amago de divorcio en los papeles, les mete de lleno en un espacio de reconciliación. En un plazo de siete o diez días volverán a encontrarse. Y la hoja de ruta, hasta ese momento, aparece más o menos clara en el horizonte: la muestra que dirige Luis Miranda planteará un nuevo encaje para el MMF dentro del Festival de Cine. Que esa propuesta -o una contraoferta posterior- sea suficiente para mantener viva la llama que surgió en 2016 es el único capítulo que queda por resolver en esta trama.

Discrepancias

Fue el mes pasado cuando el rumor tomó cuerpo de noticia: el Festival de Cine, en palabras de su director -Luis Miranda-, admitía la posibilidad de romper la relación con el Monopol Music Festival. Para justificar ese planteamiento, desde el certamen se apuntaban varias causas como motivos para la disolución: pérdida de espectadores en las salas -para disfrutar de los documentales musicales exhibidos- y diferencia de criterios al establecer el presupuesto de la programación musical.

Al apuntar las discrepancias, desde el Festival de Cine se señalaron algunas concretas: la selección mayoritaria de documentales proyectados en plataformas digitales como Movistar+ o Netflix -como posible explicación ante la pérdida de espectadores en las salas- o un considerable aumento del presupuesto del MMF por el recital de Julieta Venegas en el Teatro Pérez Galdós.

Ante la posible disolución de la relación entre la muestra y el Monopol Music, Miranda ya planteaba la opción de mantener una programación musical "fuerte" dentro del Festival de Cine -bajo supervisión directa de la Sociedad de Promoción del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria-.

La salida a escena de Miranda provocó que Víctor Ordóñez, director del MMF, diera un paso al frente para ofrecer su punto de vista sobre un panorama que, hace unas semanas, proyectaba un sonoro divorcio. "El Festival de Cine le quiere quitar el Monopol Music a la ciudad", apuntó entonces; palabras que levantó sobre una idea clara. "Tenemos claro", explicó, "que quieren prescindir de nosotros. Su objetivo es eliminarnos de la ecuación, realizar algo similar, lo cual éticamente no nos parece correcto porque es una idea nuestra y que tenemos registrada, y quitarle a la ciudad el Monopol Music Festival".

Ordóñez, además, expuso números para avalar la productividad de la relación entre ambas partes durante los dos últimos años. "Es cierto que a las salas, para ver los documentales, acudieron menos espectadores si se comparan con los números de 2016. La caída no es significativa. Pero en el cómputo total las cifras son muy buenas, mejores que las del año anterior", detalló.

"Por las salas", puntualizó, "en 2016, pasaron 1.800 espectadores y en la última edición se bajó hasta los 1.200. Pero", añadió, "en datos totales, entre la gente que pasó por el cine y por los conciertos, hemos pasado de las 5.500 personas del año pasado a las 7.200 de 2017".

A un paso de representar hace un mes una historia que apuntaba a La guerra de los Rose, ahora parece que tanto el Festival de Cine como el MMF -después de darse un tiempo- están cerca del olvido para volver a los días de vino y rosas.