El sueño de que Love of Lesbian reservase una parada en su profuso circuito festivalero para apearse en Las Palmas de Gran Canaria se hizo realidad por fin la noche del pasado sábado en la segunda edición del Festival Cero. La formación barcelonesa hizo levitar a más de 2.000 personas al calor de sus "incendios de nieve" en un abarrotadísimo anexo de la Plaza de la Música después de que, una hora antes, durante el concierto de los canarios The Good Company, el Cero colgase el cartel de sold out.

Y este vuelo a bordo del planeador de Love of Lesbian, en una paráfrasis del tema inaugural de su último álbum, El poeta Halley (Warner, 2016), puso fin a la segunda entrega del Cero, en el que también desfilaron Iván Ferreiro -impecable, con banda- y Anni B Sweet, en el apartado nacional, y Zeason, Texxcoco, Solo Astra, Aburrido Cósmico y Reciclaje, en el local, durante tres días de conciertos, del 12 al 14 de octubre.

El notable incremento del público con respecto a 2016; su cambio de escenario de los Jardines del Atlántico al anexo de la Plaza de la Música, revestido de luces, mesas y food trucks; y su adelanto en el calendario al mes de octubre constituyen los indicadores principales del éxito de esta segunda aventura, en la que el Festival Cero pasa de la prueba a la consolidación y fortalece su complicidad con el público grancanario. "Este año hemos logrado darle entidad al Festival Cero", destaca Encarna Galván, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, impulsora y coordinadora de esta muestra de pop rock indie a través de la Sociedad de Promoción, con Jeito y Algato Producciones como productores artísticos.

"El cambio de escenario al anexo de la Plaza de la Música ha sido ideal, porque no importunaba a los vecinos y porque se creó un ambiente amable, en el que el público se sintió cómodo", apuntó la concejala, quien, a su vez, destacó como motor principal del Cero "la calidad de la oferta artística", que "no existía antes en la ciudad, al menos, como propuesta pública". En este sentido, Galván defiende también la fórmula de "combinar bandas locales y bandas de fuera", que sostendrá en futuras ediciones, junto con los positivos cambiod de emplazamiento y de fecha.

Otra de las novedades de esta edición fue su reconversión al formato de pago, con un abono de 15 euros para todo el festival. "Sabíamos que esto suponía un ruesgo, porque el público no está acostumbrado a que los actos organizados por el Ayuntamiento sean de pago, pero queremos transmitir que la cultura tiene un precio y un valor", apunta Galván. "Por eso, establecimos un precio accesible para una propuesta de calidad y se programó el festival de tal manera que, si una persona asistía solo un día, recibiese ese día una oferta de calidad". "Y ha sido una sorpresa la buena acogida del público", añade.

Y c on todo, Galván garantiza la continuidad del Cero. "La semana que viene [para el lector, esta que empieza] nos reuniremos para la confirmación del cartel de 2018", revela. Entre sus puntos a revisar, Galván destaca el deseo de "mantener la calidad, mejorar algunos aspectos del formato y quizás mejorar la organización del espacio para dotarlo de más amplitud, de manera que el año que viene pueda acudir más gente al Festival".