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Conciertos Tropical Fest

La noche de la apoteosis sonora

Irrepetible, sólo así se puede definir la actuación del grupo Triángulo de Amor Bizarro

Irrepetible. Sólo así se puede definir la actuación del grupo Triángulo de Amor Bizarro el pasado sábado en el parque Santa Catalina en el marco del Tropical Fest. Los máximos representantes del noise nacional y, seguramente, el mejor grupo que hay en este país actualmente, ofreció un concierto impagable y embriagador en el que no hubo ni un segundo de desperdicio para el espectador deseoso de emociones intensas, energía renovadora y originalidad. Una apoteosis sonora cuyo único precedente en esta ciudad habría que encontrarla en la actuación de Sonic Youth en 1996.

Empezaron con el primer tema de su último disco, Desmadre estigio, una canción redonda que resume su estilo y las coordenadas del género que representan: un ritmo matemático bajo un texto trágico y violento que estalla en una apoteosis guitarrera en el ecuador repleta de efectos de todo tipo con abuso del feeback continuamente. Un tema como Estrellas místicas, del anterior trabajo, resume la esencia de bandas madre como My Bloody Valentine o Jesus and Mary Chain pasadas por una personalidad castiza. Y hubo recuerdos a su histórico debut con El fantasma de la Transición con esa dulce voz de Isabel Cea bajo una melodía alimentada y, a su vez, pervertida, por la saturación que las guitarras y sintetizadores de Rodrigo y Zippo crean a su alrededor.

Destacar como momento más intenso de toda la noche la enigmática O Salve Eris en la que Rodrigo relata un suceso relacionado con la heroína en su Galicia natal y que, pasado por su siempre singular perspectiva, adquiere tintes casi míticos, acompañado de un juego de luces realmente espectacular en el escenario. Una canción que mostraba la idoneidad del castellano en este terreno y que conectaba con precedentes muy cercanos en los noventa como Surfin' Bichos. Claro que bajo los mandos se encontraba nada menos que el técnico Carlos Hernández, uno de los productores más talentosos del momento y responsable del sonido de su última obra. El grupo dejó para la recta final sus temas más conocidos con una sucesión de títulos interpretados por Isa que empezaron con De la monarquía a la criptocracia y siguió en la maravillosa Barca quemada, la balada Seguidores y su nada disimulado homenaje a The Cure y New Order en Baila sumeria. Un concierto que fue la constatación de los logros de unos de los proyectos más convincentes y talentosos surgidos en España de manera prodigiosa. Porque está claro que si estos cuatro jóvenes de La Coruña, fuesen en realidad ingleses o norteamericanos, hoy serían idolatrados a nivel mundial como U2 o Nirvana. Pero no, son gallegos, y por ese motivo se tienen que abrir paso en un país de Operación Triunfo y La voz donde el último estilo de vanguardia surgido dentro del rock aún sigue siendo minoritario.

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