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Crítica Museo Néstor

La violinista Rebeca Nuez seduce en su tierra

La sala central del Museo Néstor fue el espacio elegido por la joven violinista grancanaria Rebeca Nuez para mostrar el momento actual de su arte violinístico. Hace unos meses que concluyó su carrera en Holanda, donde piensa volver para un master. Inicialmente formada en el ámbito familiar y después por profesores de la Academia de la Orquesta Filarmónica, sus estudios en Rotterdam, alternados con conciertos en varias capitales europeas y chinas, han modelado una técnica completa y segura que, unida a su evidente acento personal, configuran a una intérprete muy prometedora.

Acompañada por el riguroso y versátil Sergio Alonso, gran pianista sinfónico y de cámara, desarrolló un programa de alto compromiso virtuosístico y expresivo. Comenzó con una romanza de Rachmaninoff transcrita por Heifetz, En este pacífico lugar, articulada con arcos largos y un cantabile de la mejor ley. Todo lo contrario del Capricho num.14 de Paganini, ceñido, perfilado y contundente en las dobles cuerdas. Abierta y desinhibida la Polonesa brillante en re mayor de Wienawski , con un pulso rítmico de gran aliento; y muy bellamente articulada la Meditación Op.42 Recuerdo de un querido lugar, de Tchaikowski, modelo de melodismo romántico, introspectivo y nostálgico.

De la magnífica compositora grancanaria Laura Vega, la balada De un lejano amor, punto y aparte en su catálogo por la riqueza y expansividad de un canto intimista alternado con episodios de afirmativa energía, todo ello sobre un elocuente juego de resonancias en la escritura acordal del piano.

Velada de gran comunicatividad ante el aforo abarrotado del museo, que con su aplauso se ganó el bis de la primera pieza del programa, ya liberada del natural nerviosismo. En suma, una instrumentista con futuro.

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