El festival Womad se reconcilia con su historia gracias a artistas como Omara Bombino Moctar. El cantante y guitarrista de Níger, valedor de la tradición tuareg instruido en el lenguaje de las guitarras, con un pulso que venera por igual a Jimi Hendrix o un Ali Farka Touré pasado de revoluciones, insufló a Womad el espíritu que lo distingue como el gran contenedor de las músicas del mundo. Y sobre todo, hizo buena Bombino esa máxima de poner en colisión la tradición africana, en este caso del desierto en el que creció, con los lenguajes del rock. Suya fue la noche del sábado en Santa Catalina, que recordaba ediciones históricas como la del 93 o 96 en Las Canteras, y posteriores en Santa Catalina, en la segunda jornada de la 18º edición, que supuso un golpe de autoridad en lo artístico, superando la nota media de las actuaciones del día anterior. Lo hizo Bombino, antes la marroquí Hindi Zahra -elegancia la suya-, Niño de Elche, la cubana La Dame Blanche y los británicos de The Brand New Heavies, quienes pusieron el broche final al festival. El público se retrató igualmente, una audiencia ingobernable, miles de personas, que festejó a lo grande todas y cada una de las paradas entre escenarios.

A Bombino y la banda de tres músicos que le acompañaban le tocó defender el escenario Santa Catalina a las 22.00 horas. El sonido mejoró bastante respecto a los vaivenes del viernes, sobre todo en el escenario principal, y supo aprovecharlo con una actitud, entrega y repertorio, que junto a otros artistas de la noche demostraron por qué había que traer de nuevo a la capital el Womad, que nunca debió irse. Pura electricidad sobre una sección rítmica galopante, con un repertorio sin guión previo, que la banda iba ejecutando a su criterio y según respondía el público. Temas de su cuarto disco, Azel (2016), como Akhar Zaman e Iyat Ninhay/Jaguar, del segundo, Agadez (2011), hizo Tar Hani, y despachó lo que le vino en gana con un cierre muy arriba con Boghassa. Nada sería igual tras Bombino, pero hubo mucho y bueno, antes y después.

El día en directo se puso en marcha con los grancanarios de Profecía Crew y los tinerfeños Kuarembó, aperitivos para adentrarse en una noche que tenía nombre de mujer con Hindi Zahra y La Dame Blanche. Mitad marroquí y mitad francesa, Zahra juega con el pop, el jazz, el blues, la chanson, la música popular y hasta el rock cuando se enrabieta. Su concierto fue un tránsito entre sus dos discos: Handmade (2010), del que recuperó Our Soul y Set me Free; y Homeland (2015), con Imir Simiik, To the Forces, The Blues, Any Story y Cabo Verde.

Lo siguiente fue el encuentro con Niño de Elche. Francisco Contreras escapa al rol del cantaor, El disco Voces del extremo (2015) da prueba de ello. En directo, con la complicidad de Juan Guillermo Acosta y Dario del Moral (Pony Bravo), a las guitarras, bajo y programaciones. "Mira a la Pantoja y a los pieles rojas, mira la pantalla de televisión", canta en Estrategias de distracción, con la que comenzó un concierto de 55 minutos. Ecos de flamenco ruidista, onomatopéyico y motorik; un animal cuyo show se escora más hacia la acción que un concierto al uso. Mercados, El comunista, Informe para Costa Rica, la magnífica versión de Oso Polar ( Eisbär) de los suizos Grauzone ("los osos polares no lloran"), Miénteme y, por supuesto, Que os follen. Antológico.

En este mismo escenario y tras Bombino, La Dame Blanche ponía del revés a Womad con su ácido verbo rebosado de cumbia y hip hop. Yaite Ramos, un batería y un dj y programaciones, pusieron a bailar a todos durante una hora muy caliente. Poderío escénico con la flauta y el habano presente, la cubana afincada en París trajo temas de ayer, como La Revancha o No puedo loco; de su tercer disco, 2, del que hizo De mala a buena, Las 5 AM y Romántica, y otros como Taxi. Una artista que también contribuyó a situar a Womad en el lugar que merece.

La última parada de la noche llegaba con The Brand New Heavies. La banda británica que lideran el guitarra Simon Bartotholomew y el bajista Andrew Levy fue grande en los 90 en plena eclosión del acid jazz, una secuencia que predominó en un repertorio que se escoró a ratos al funk, y que tuvo que pelear con el sonido en los comienzos del concierto. Con la vocalista Celine Flemming al frente sonaron clásicos como Never Stop, Sometimes, Dream of Dreamer, Midnight at the Oasis, Brother Sister, Sweet Freaks, Spend Some Time, Stay This Way, You are the Universe y Dream Come True, a los bises, el único que tuvo este Womad, que desde hoy le toca mirar a la edición de noviembre de 2018.