El pintor Juan Botas Ghirlanda (Tenerife, 1882-1917) destacó, durante sus 35 años de vida, por tener un talento especial para reflejar la luz en los diferentes estilos por los que transitó. Así se puede comprobar asistiendo a la exposición que la Casa de Colón inauguró ayer sobre sus paisajes y que está formada por un total de 47 cuadros en los que se repasan todas sus etapas.

La muestra, que conmemora el centenario de su muerte, ha sido producida por el Gobierno de Canarias, que también le ha dedicado la publicación número 54 de la Biblioteca de Artistas Canarios con el fin de analizar y redescubrir su figura, y fue presentada ayer por el coordinador de artes plásticas del Gobierno de Canarias, Carlos Díaz-Bertrana, en un acto al que también asistieron el viceconsejero de Cultura del ejecutivo, Aurelio González; el consejero de Cultura del Cabildo de Canaria, Carlos Ruiz; y la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta. La exposición, que está comisariada por Pilar Carreño, es la más amplia que se ha organizado del artista tinerfeño hasta el momento y la obra aparece dividido en tres salas diferentes.

La primera acoge la pintura que desarrolló en Canarias, que es la de su primera y última etapa. La segunda engloba todo lo que creó en Italia. Y la tercera se centra en su paso por París y Madrid donde fue copista de El Prado. Se trata de un total de veinte cuadros de los fondos de la Casa de Colón y piezas de distintas instituciones como el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, del legado de Ossuna del Ayuntamiento de La Laguna, así como préstamos de la galería Artizar y de colecciones particulares. "Botas Ghirlanda fue un pintor muy versátil con los pinceles y su lenguaje es una fusión del impresionismo y el modernismo, fundamentalmente", explicó Carlos Díaz-Bertrana el día de ayer.

El artista comenzó a desarrollar una gran obra por la influencia de un tío suyo de Tenerife y también pintor, Virgilio Ghirlanda. Posteriormente, la continúa en Gran Canaria, lo que le permitió relacionarse con Néstor Martín Fernández de la Torre y acudir a la casa estudio de Eliseu Meifren i Roig, pintor catalán que estaba ejecutando una serie de cuadros para el Gabinete Literario. Tras esta etapa, la familia volvería a Tenerife, donde Juan Botas comenzó a desarrollar un lenguaje propio y fue cuando pintó su cuadro Barranco Guayonje, el más conocido del autor. El coordinador añadió que "la formación de Botas se completó en los ocho años que estuvo después en Italia, donde se hizo más moderno y creó la obra romántica de la época con ruinas", y luego en París y Madrid, "donde estudió a Velázquez y su pintura se volvió más unificada y con colores más oscuros". Tras ese periplo, el artista regresó a Tenerife en 1912, como un pintor moderno y se dedicó a los paisajes canarios, una etapa en la que le perjudicó bastante la tuberculosis que padeció.