El recorrido de Carmen, un clásico del ballet flamenco y la danza universal, es alargado como las sombras de los bailarines que han dado vida a esta historia que firmó el autor parisino Prosper Mérimée en 1845. Después de transitar de novela a ópera, a suite de ballet, al cine y al flamenco, la compañía Antonio Gades recupera la novela homónima originaria para inspirar una nueva versión trazada desde "la esencia de Carmen".

"Esta vez hemos ido al tuétano", manifestó ayer la directora artística de la compañía Antonio Gades, Stella Arauzo, quien desgranó las claves del montaje ayer, junto a la directora de la compañía y viuda de Gades, Eugenia Eiriz, con motivo de su representación este fin de semana, hoy y mañana, a las 20.30 horas, en el Teatro Cuyás.

Después de Don Juan y de Bodas de Sangre, Carmen constituye el tercer ballet narrativo creado por Antonio Gades, así como el primer fruto escénico de su estrecha colaboración con el cineasta Carlos Saura, que ambos estrenaron en el Teatro de París en 1983 y que la propia Arauzo protagonizó como primera bailarina en 1988, en sustitución de Cristina Hoyos.

Nueva era

Por esta razón, después de la desaparición de Gades en 2004, Carmen se erige en el primer gran ballet puesto en pie por la nueva compañía que, en la estela de su fundador, mantiene viva la filosofía del gran maestro de la danza española en su exquisito equilibrio de minimalismo y pasión. "Siempre hemos intentado ser lo más fieles posibles a la magia de la creación de Gades en su tiempo y, a su vez, ser receptivos a todo lo que va viniendo, porque los nuevos protagonistas van a darle siempre parte de su ser y de su formación como artistas y como seres humanos", apunta Arauzo, al frente de este montaje que ha calado en el corazón de la crítica desde su reestreno en el Teatro Romano de Verona en agosto de 2005.

El baile de la lucha de Carmen por la libertad en los corsés patriarcales decimonónicos toma forma en las tablas del Cuyás de la mano de ocho bailarines, ocho bailarinas, dos guitarristas y tres voces, entre los que desfilan nuevas y viejas generaciones y entre los que destacan los solistas Esmeralda Manzanas (Carmen), José Huertas (Don José), Jairo Rodríguez (torero) y Miguel Ángel Rojas (marido). Por su parte, la música correrá a cargo de la cantaora María Carmona y de los también cantaores Enrique Bermúdez 'Piculabe', y Manuel Palacín, así como de los guitarristas Antonio Solera y Ramón Jiménez.

Asimismo, la ejercitación de la "filosofía Gades" en las escenas de Carmen se plasma a través de "mucho trabajo anímico y desde la víscera, el estómago y la respiración", apunta Arauzo. "Nuestra premisa durante muchos años era que lo menos es más, pero hemos terminado diciendo que lo menos es todo. Y ese trabajo, que es menos de movimientos, pero más de sentimientos y de energía, es la base de nuestro trabajo técnico", añade. "En Carmen todo está milimetrado, pero hasta los silencios tienen ritmo y tienen música. Gades es energía en todos los sentidos: energía explosiva, energía contenida, energía en la pasión, energía en el silencio".

Además, uno de los principios que subyacen al estilo de Gades establece que "la danza no está en el paso, sino en lo que hay entre paso y paso". "Lo que quiere decir es que hacer un paso tras otro es sólo eso y que la cuestión radica en por qué se baila así o por qué se hace eso, porque ese paso no está ahí por casualidad, sino que está muy pensado y tiene que transmitir algo", concluye la directora artística, para quien el legado de Gades "es un abismo infinito que nunca se acaba y que debemos perpetuar en las nuevas generaciones".