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Teatro 'Lulú'

La mujer es el demonio

Las últimas noticias han convertido el problema de la violencia machista en un tema candente. Por todas partes se oyen, se ven y se leen reflexiones acerca de porque no dejan de morir mujeres a manos de sus parejas, de haber maltratos, violaciones, agresiones machistas y etc. Todas las opiniones coinciden en afirmar que se trata de un problema de legislación y educación; las leyes no protegen a las mujeres como es debido y vivimos en una cultura machista.

En este último aspecto es en el que se enmarca Lulú, una obra teatral acerca del poder de los mitos, de cómo los seres humanos mezclan realidad y fantasía porque en realidad ellos mismos son una combinación de ambas.

¿Es posible que todavía se crea en el mito de la mujer fatal? ¿Qué se contemple al bello sexo como un demonio perverso que trata de esclavizar al hombre? Lamentablemente la respuesta es afirmativa, y la clave para entender el porqué de semejante sinrazón queda expuesta en esta obra que eleva la violencia de género al rango del mito.

Nada de espacios reconocibles, ni por asomo aparecen hogares al uso o familias de clase media en las que el espectador pueda reconocerse, todo sucede en un ámbito mítico que el público reconoce fácilmente.

En un manzanal en el que misteriosamente aparece una mujer cuya amnesia dota su triste realidad de resonancias míticas, Lulú se convierte en Lilith, Salomé, Cleopatra, Herodías, Jezabel, Judith, Dalila, en definitiva su falta de memoria la encumbra a las alturas de un arquetipo, por lo cual pagará el mismo precio que la mayoría de ellas.

Los mitos son poderosísimos, su capacidad de fascinación puede más que la razón y el sentido común, por eso se sigue temiendo a las mujeres, del mismo modo que se continúa creyendo que los masones dominan el mundo, los judíos lo explotan y los musulmanes quieren conquistarlo. No hay nada que otorgue más poder al mito que el miedo.

Lulú supone otra fascinante historia surgida de la mente del dramaturgo almeriense Paco Bezerra, dirigida apropiadamente Luis Luque e interpretada convincentemente por un reparto en el que destaca con luz propia Chema León en un terrorífico papel de predicador alucinado que recuerda al recientemente fallecido Charles Manson, al recientemente desaparecido Abu Bakr al-Bagdadi y al recientemente homenajeado cardenal Cisneros (y luego nos preguntamos por qué todo sigue igual).

Lulú nos revela el universo de instintos, pulsiones y terrores que yace bajo esa fina capa que llamamos eufemísticamente civilización, y que es recreado por un ambiente onírico y fantasmagórico que convierte la función en un oscuro viaje a través de las tinieblas del inconsciente y el mundo de los sueños. Todo se debe a una excelente iluminación y una puesta en escena concebida por Felipe Ramos y Mariano Marín, que crean el ambiente perfecto para una historia hecha de la misma materia que los sueños y más aún de las pesadillas.

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