Aunque el mejor legado de Galdós respira en los avatares de Fortunata y Jacinta o en el corazón de Marianela, el gesto del escritor grancanaria cristalizó en distintas expresiones plásticas de la mano de importantes artistas desde el siglos XIX al XXI. El artista multidisciplinar y Doctor en Bellas Artes Teo Mesa compila en un estudio monográfico los principales retratos y esculturas basados en el novelista, que publica bajo el título El arte inspirado en Galdós (CanariaseBook, 2017), que presenta mañana en El Museo Canario.
El volumen desglosa alrededor de setenta u ochenta obras de arte representadas en grandes monumentos, bustos escultóricos, relieves, pinturas o dibujos inspirados en el autor de los Episodios Nacionales a través del prisma y lenguaje de cada creador.
El recorrido sigue un orden cronológico que arranca en el primer retrato registrado de un joven Galdós, que apenas contaba 18 años, a cargo de Nicolás Massieu Falcón, hasta el busco escultórico más reciente del literato, concebido por el escultor Agustín Bautista, antiguo profesor del Instituto Pérez Galdós, donde se exhibe desde hace unos años. Entre medias, el estudio se detiene en las piezas de Victorio Macho, Joaquín Sorolla, Vázquez Díaz, Ramón Casas, Asterio Mañanós, Vicente Bañuls, Manuel García, González Méndez, José Aguiar, Juan Jaén, Eduardo Gregorio, Santiago Santana, Manuel Bethencourt o el propio Teo Mesa.
Análisis
"Evidentemente, todo esto ya ha sido tratado, pero siempre de forma aislada, marginal o puntual, tanto por críticos de arte como por periodistas, pero lo que yo he hecho es un análisis particular descriptivo de cada una de las obras, apoyándome en las fuentes, citando a muchos autores y dando también mi versión de lo que yo analizaba", explica Teo Mesa.
Además, el proyecto engloba manifestaciones artísticas de Galdós fraguadas en distintas latitudes. "El ensayo contempla todos los países del mundo que le han dedicado una escultura a Galdós, como Venezuela, Argentina o Cuba, siempre bajo un criterio de calidad; no incluyo obras de aficionados que no reúnan un mínimo de calidad artístico", señala Mesa, quien recuerda que "Galdós siempre quiso desplazarse a Sudamérica, pero nunca tuvo oportunidad".
El experto revela que este trabajo es el resultado de un exhaustivo trabajo de investigación, que se prolongó durante 12 años de inmersión en la hemeroteca de El Museo Canario y en la Casa-Museo Pérez Galdós, así como cotejando los datos con otras fuentes históricas o periodísticas.
La mecha que prendió el interés del investigador fue la donación de un busto galdosiano de su autoría por parte de la Fundación Pérez Galdós a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que se inauguró en octubre de 2000 en el Parque de Doramas. "Entonces, me propuse iniciar un estudio acerca de las esculturas y monumentos que se han dedicado a Galdós. Y cuál fue mi sorpresa cuando vi que aquello era realmente un mundo", recuerda Mesa. "Poco a poco, fui recopilando información, tomando nota y haciendo resúmenes de todas las obras importantes en base a la contextualización del tema para dar forma a este catálogo", añade.
El arte inspirado en Galdós se dispone a lo largo de 408 páginas, -"resumiendo al máximo", apunta su autor- que incluyen una reseña, un estudio crítico y una descripción de su autoría, así como fotografías de cada una de las obras. Además, el volumen incluye al final un cuadernillo de 40 páginas a color que recoge cada una de las obras de los diferentes artistas.
Entre la selección, Mesa destaca las esculturas galdosianas que firmó el escultor palentino Victorio Macho, desde su primer retrato galdosiano en 1912 hasta los monumentos realizados para Madrid y para Las Palmas de Gran Canaria. Tampoco pudieron faltar los dos retratos que firma el impresionista Joaquín Sorolla, toda vez que el ensayo incluye seis esculturas forjadas por el propio Mesa.
Sin embargo, una de las más significativas de la publicación es el análisis de la escultura realizada por Macho en 1920, año de la muerte del novelista, a iniciativa de la Sociedad de Fomento y Turismo. La pieza se exhibió en el martillo del antiguo muelle de Las Palmas, donde la incidencia del oleaje y el sol horadaron el granito de la obra, procedente de las canteras de Ajuí de Fuerteventura. "Esta escultura, en avanzado estado de deterioro, se encuentra hoy en la Casa-Museo Pérez Galdós y, a mi juicio, es una de las más importantes", revela Mesa, quien también evoca cariñosamente la imagen de un Galdós que, sometido a las tinieblas de la ceguera, visitaba su escultura en el madrileño Parque de El Retiro, también firmada por Macho, y la reconocía con el tacto.
Con todo, Mesa saca a colación la culminación de un segundo proyecto galdosiano, pendiente de publicación, que en esta ocasión desplaza el foco hacia el talento pictórico del escritor. "Galdós también era un excelente dibujante e, incluso, caricaturista, así que he querido publicar otro volumen sobre los dibujos y pinturas que realizó Galdós, en los que estuvo trabajando hasta que se quedó ciego, en torno a 1914", revela. "Mucha gente desconoce que Galdós tenía dos dones innatos: la literatura, que prevalece por encima de todo, y la plástica, que desarrolló como afición en sus estancias estivales en su casa de Santander, desde la que iniciaba recorridos para pintar los paisajes de Cantabria y, sobre todo, de la playa de La Magdalena".
