La danza protagoniza la segunda parte de la temporada 2017/18 en el Teatro Cuyás con tres espectáculos de baile puro y otros tres con una destacada vertiente danzística sobre un total de 11 montajes, que desfilarán en el recinto grancanario cuando las funciones previstas de Smoking Room y Hits, de Tricicle, despidan la primera parte.

Este segundo tramo sube el telón el 23 de marzo con el estreno absoluto de Todas las noches de un día, de Alberto Conejero, premio Max 2016, a las órdenes de Luis Luque -que el pasado enero exhibió Lulú, de Paco Bezerra- y protagonizado por Carmelo Gómez y Ana Torrent. Se trata del tercer estreno absoluto que asume el Cuyás en su historia a nivel nacional, después de Algún amor que no mate, de Dulce Chacón, dirigido por Eduardo Vasco, en 2002; y Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb, dirigido por José Luis Saiz, en 2008.

Le seguirá Sensible, que dirige Juan Carlos Rubio a partir de la novela Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible, de Constance de Salmy, y que inspiró la joya literaria posterior de Stefan Zweig. Protagonizado por Kiti Mánver y Chevi Muraday, Premio Nacional de Danza 2006, la pieza gravita sobre el paso del tiempo, que cristaliza en la danza ritual de la pareja.

El teatro sigue bailando con el Ballet Nacional de España, que regresa dos años después bajo la dirección de Antonio Najarro para girar con las piezas Farruca, Soleá del mantón, Bolero y Suite Sevilla, esta última "plato fuerte" del programa, en palabras de Gonzalo Ubani, director artístico del Cuyás. "La intención de este teatro es que las unidades artísticas del Inaem [Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música], la Compañía Nacional de Danza, el Ballet Nacional de Danza y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, nos visiten siempre que sea posible", revela.

En el apartado de teatro familiar desembarca Lluvia, un "poema visual" de la compañía vasca Markeliñe, que hibrida danza y silencio para explorar el dolor de la pérdida, y que se alzó con el premio Fetén 2017 al Mejor espectáculo.

Clásicos

A continuación, toman el testigo dos promesas para los amantes del teatro: una nueva versión de la obra maestra lorquiana, Esto no es la casa de Bernarda Alba, articulada como una paradoja en homenaje a Magritte, escrita por José Manuel Mora, con dirección y coreografía de Carlota Ferrer, y el insigne Eusebio Poncela en el rol protagonista.

Le sucede Después del ensayo, de Ingmar Bergman, segunda programación del cineasta sueco después de Sonata de Otoño, en 2008. Bajo la dirección del tinerfeño Juan José Afonso y con Emilio Gutiérrez Caba como protagonista, esta pieza de claroscuros y metateatro se desenvuelve bajo la reflexión bergmaniana: "Del teatro me tendrán que sacar con los pies por delante".

Este tramo de la temporada cruza su ecuador con más baile de la mano de Sara Baras, la gran diva del flamenco actual, en su segunda visita al Cuyás al abrigo de la pieza Sombras, arropada por el bailaor José Serrano y el saxofonista Tim Ries, asiduo de los Rolling Stones. Después, el apartado teatral toma protagonismo con dos pesos veteranos: la compañía Atalaya, de Ricardo Iniesta, que presenta Marat-Sade, abreviatura de La persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representada por el grupo teatral de la casa de salud mental de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade, escrita por Peter Weiss en 1963 y erigida en "obra capital del siglo XX", que Ubani cartografía como "teatro cruel, experimental, absurdo, político; vanguardia absoluta". Y la obra A hora todo es noche, de la compañía La Zaranda, "los jefes de todo esto", que cumple 40 años de trayectoria con esta versión de Paco de la Zaranda sobre "mendigos y desahuciados" en las coordenadas del "teatro ritual, atávico y señorial".

Por último, el cineasta David Serrano dirige otro tratado sobre la pérdida, Los universos paralelos, de David Lindsay-Abaire, con una Malenia Alterio "memorable". Y como guinda de la temporada, la Compañía Nacional de Danza regresa diez años después al Cuyás bajo la dirección de Juan Carlos Martínez, con tres grandes coreografías de tres clásicos: Gods and Dogs, de Jirí Kylián; Hikarizatto, de Itzik Galili, y Por vos muero, de Nacho Duato.