La Casa-Museo Tomás Morales, en Moya, ofrece este fin de semana la posibilidad de sentir la poesía en sus estancias gracias a las audiciones de poesía de Pino Ojeda (1916-2002), a la que se ha dedicado este año el Día de las Letras Canarias 2018, y Pino Betancor (1928-2003). De este modo, el texto se convierte en un documento vivo, que aúna a la experiencia intelectual el deleite de emocionar escuchando la propia voz de las autoras.

Las audiciones de poesía de Pino Ojeda y Pino Betancor tendrán lugar sábado y domingo, días 24 y 25 de marzo, entre las 10.00 y las 18.00 horas, en el citado centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, con entrada libre y gratuita con el único límite del aforo máximo. La iniciativa festeja el Día Mundial de la Poesía.

Los registros sonoros de las dos poetas mencionadas están conservados en la colección sonora denominada Memoria Viva, dirigida por Alicia Llarena, catedrática de Lengua y Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y publicados entre 2003 y 2007 por la propia Casa-Museo Tomás Morales con la finalidad de recoger las voces y la obra de algunos de los autores y autoras más representativas de la literatura de las Islas.

En la citada colección figuran también Juan Jiménez y José María Millares, integrantes igualmente del patrimonio oral inmaterial de la memoria colectiva insular. Los soportes de Memoria Viva están editados en disco compacto (CD) y cada volumen incluye una selección de textos leídos por cada autor o autora junto a un libreto que incluye una introducción a su obra y los datos completos de su trayectoria artística elaborados por reconocidos especialistas.

Pino Betancor nació en Madrid y desde joven estudió canto y baile e inició la escritura de narrativa y poesía. Tras contraer matrimonio con el poeta José María Millares Sall, fijó su residencia definitiva en Gran Canaria. Por el conjunto de su obra poética, de la que emana un sensorial intimismo y una honda preocupación social, marcada por la inflamada sencillez de las pasiones cotidianas y por el afán de luminosos ideales, es sin duda una figura imprescindible de nuestras letras, según Llarena. Es autora de once poemarios publicados y de títulos aún inéditos y fue traducida al inglés e incluida en distintas antologías de poetas y poetisas españolas.

José María Sall era un activo protagonista de la cultura insular, cofundador de Planas de Poesía, revista que se convirtió en un referente literario de su tiempo y en cuyas ediciones Pino Betancor publicará su primer poemario, Manantial de silencio, en 1951. A este título se irán añadiendo paulatinamente Cristal, Los caminos perdidos, Las moradas terrestres, Palabras para un año nuevo, Las oscuras violetas, Las playas vacías, Nada más que esa luz, Luciérnagas, Las dulces viejas cosas y Dejad crecer la hierba, volúmenes a los que deben sumarse dos poemarios inéditos (Cantos personales, La rosa y el resplandor) reunidos tras su muerte en un volumen titulado La memoria encendida, donde se incluyen también otros poemas inéditos y sus Primeros poemas.

Respondiendo al llamado artístico de su afición por el canto, deben señalarse también las numerosas canciones que fue componiendo a lo largo de su vida. Aunque en su mayor parte permanecen inéditas, hoy pueden escucharse algunas (Amor de los veinte años, Paloma si yo tuviera, Desde que tú me dejaste o Noche en el mar) que fueron grabadas en el año 2000 por el grupo Maky y San Borondón en Homenaje a José María Millares y Pino Betancor, un disco compuesto íntegramente por temas de la pareja. Mucho antes de la edición de este disco la escritora había colaborado con su esposo en la creación de temas tan conocidos y emblemáticos del folklore insular como Campanas de Vegueta y De belingo. Sobre poemas de su libro Cristal compuso Lothar Siemens las 6 canciones de agua y viento para voz y piano entre 1979 y 1982. Pino Betancor falleció en Las Palmas de Gran Canaria el 3 de enero de 2003.

Pino Ojeda, natural del Palmar de Teror, perdió a su esposo en la Guerra Civil española. Este hecho marcó su vida y su obra y supuso el arranque de la inspiración de su trayectoria poética. El amor, la muerte, la soledad y la naturaleza, tratados con un profundo lirismo, conforman el espectro temático de una autora que supo hacerse con una voz imprescindible en el panorama literario insular. Sus poemas están incluidos en distintas antologías de poetas en España.

Su poética, inscrita en las coordenadas de la poesía social y de la poesía intimista, colindó en páginas antológicas con los grandes poetas de la generación literaria de posguerra, así como su obra pictórica se exhibió en galerías internacionales en Estados Unidos, Suiza, Suecia, Alemania e Italia. Sin embargo, su universo poliédrico se ha desdibujado en la sombra de la amnesia colectiva, junto al de tantas creadoras olvidadas en la historia del siglo XX, cuya memoria apenas comienza a restituirse en los últimos años de la mano de homenajes tardíos.

Pino Ojeda, "sensible como una cuerda tensa de violín", en palabras del poeta Justo Jorge Padrón, publicó sus primeros poemas en la revista Mensaje y en los pliegos de Alisio después del asesinato de su marido en 1939, en el frente de batalla de Extremadura. El desgarro de la pérdida originó una poesía intimista en torno a la soledad, el amor y la muerte, que cristalizó en la década posterior bajo un prisma social en sus primeros poemarios, Niebla de sueño (1947), Como el fruto en el árbol (1952), Primer Accésit del Premio Adonais, y La piedra sobre la colina (1956), Premio Tomás Morales. Más de 30 años después, la poeta publicó El alba en la espalda (1987) y El salmo del rocío (1993), por el que obtuvo el Primer Premio Mundial de Poesía Mística, toda vez que, a título póstumo, vio la luz Árbol del espacio (2007), ilustrado por Plácido Fleitas y Juan Ismael. El resto de su obra literaria, que engloba una amplia nómina de textos, relatos y obras teatrales, ha permanecido inédita. En plena labor de rescate, el sello Cam-PDS publicó el pasado 2017 mediante una campaña de micromecenazgo a través de CanariasEbook, en colaboración con distintas instituciones, su novela Con el paraíso al fondo, finalista del premio Nadal, y el poemario inédito El derrumbado silencio, que presentaron en la 29ª edición de la Feria del Libro de Las Palmas.

En el apartado pictórico, Pino Ojeda se ejercitó en los mecanismos de la abstracción, que plasmó tanto en formas geométricas hipnóticas como en atmósferas oníricas al abrigo del arte informalista de los años 60, experimentando, a su vez, con lacas y esmaltes en explosiones y claroscuros paisajísticos. A la edad de 80 años, presa de sus limitaciones físicas, Pino Ojeda reprodujo este cosmos de geometrías en infografías realizadas a ordenador, tal como recogió una emotiva muestra retrospectiva que exhibió San Martín Centro de Cultura Contemporánea, bajo el comisariado de Cristina Déniz, el pasado 2016, con motivo del centenario de su nacimiento.