Volvió el rey de la bachata a Gran Canaria. Pero esta vez sin excentricidades ni retrasos inhumanos como ocurriera con su polémica visita en 2015 a Maspalomas. No, todo lo contrario. Aquí, Romeo Santos ofreció un concierto redondo, puntual, con un equipo artístico de primera línea, y seduciendo a sus incondicionales siempre con continuos monólogos a la audiencia.

Alrededor de cinco mil espectadores llenaban el anexo del Estadio de Gran Canaria de Siete Palmas para ver al neoyorkino (nacido en El Bronx de ascendencia dominicana) que llegaba esta vez dentro de la gira Golden Tour 2018 con un público que oscilaba entre los 25 y 40 años.

El sonido era correcto, los presentes se sintieron afortunados, y tan solo una inoportuna lluvia que, afortunadamente, pasó casi fugazmente, pudo empañar la noche

Empezó a eso de las 21.40 horas, sin el retraso de la última vez que estuvo en la Isla, acompañado por una orquesta de 14 músicos y rodeado de un espectacular juego de luces y una pantalla de fondo que proyectaba motivos de todos los tipos relacionados con sus canciones. La estrella latina se movía de un lado al escenario a veces casi de forma atlética y en numerosas ocasiones cedía el rol de cantante a sus propios fans que no pararon de cantar sus melodías durante todo el tiempo.

Santos había preparado la actuación a modo de bloques divididos en seis partes que daban un total de 35 canciones hasta pasada la medianoche. Un primer medley incluía Doble filo, Perjurio, Odio, Por un segundo y Eres mía que ya animaron a los espectadores lo suficiente para que las ganas de diversión con decayera en las más de dos horas y medio que estuvo sobre el escenario. El foso delante del escenario daba una imagen realmente curiosa con tantos móviles como seguidores del cantante intentando captar la imagen de su vida. En el segundo medley la orquesta atacó los temas Tuyo, Necio, La diabla, Llévame contigo, Su veneno, Imitadora y Bella y sensual. Y ya aquí Romeo Santos se dirigió a la audiencia con preguntas retóricas que eran recibido con los gritos habituales. "¿Dónde están las mujeres sexys, las mujeres, libres y las mujeres independientes?", preguntó en un momento dado.

Destacar la labor de una orquesta profesional que se mueve con soltura por un género que, aunque parezca ligero y sencillo en un primer momento, requiere de gran destreza técnica para interpretarlo correctamente. El tercer medley ya incluía algunas de sus canciones más emblemáticas como Papel, Tu jueguito, La tormenta, La bella y la bestia, Los infieles, Mi corazoncito y Mi héroe favorito. Y fue aquí cuando soltó un discurso sobre la importancia que tiene la participación de los espectadores en su espectáculo. El cuarto bloque fue el que más éxito logró con canciones tan populares como Yo quisiera amarla, Centavito, El malo, Soberbio, Propuesta indecente, Un beso, El farsante y Noche de sexo que iban acompañada de la consiguiente muestra de admiración sobre todo del público femenino.

Y atacó la parte final con Todavía me amas, La boda, Obsesión y Sobredosis. Previamente actuaron el colombiano Mauricio Rivera y la canaria Karen Méndez a los que siguió DeejayMad pinchando remezclas de los temas más populares de la música latina entre ellos el indispensable Despacito.

Lo dicho, un Romeo Santos opuesto al visto hace tres años.