Sofi de la Torre defiende con corazón y ataca con la frente alta. Busca entre los bajos y el quebranto de la voz la emoción del grito desaforado cuando el balón arranca ¡GOL! y el estadio se hunde ante los vítores. Las gradas tiemblan y enarbola esa pasión a la vez que, con micrófono en mano, reubica la mirada del espectador en la calma del vestuario donde la intensidad del momento ataca y los sudores fríos se suceden por la espalda, ¿por qué he fallado?, se preguntarán muchas veces esos gladiadores contemporáneos, mientras bombean en busca del triunfo. Su último tema, Presión, es, en sí mismo, un homenaje a la UD Las Palmas y a las raíces que la alimentan, donde habla ya no solo de un equipo, sino de sí misma. 

En abril, surgió la inspiración que llevaba años dándole vueltas a la cabeza. "Es uno de los temas más importantes de mi carrera porque combina lo que más me emociona y apasiona, el fútbol y la música, además de tratar un poco en paralelo mi carrera artística y lo que siento dedicándome a esto", declara. Sofi de la Torre, de la cosecha grancanaria del 91, ha atravesado Estados Unidos y Europa encontrando su sino musical. "Trato los altos y bajos de dedicarse al mundo de la música, pero también es una canción esperanzadora, porque siempre que me caigo, me levanto con los míos, ¡es mi única forma de entender la música, con mi gente y luchando, cueste lo que cueste, como el espíritu del deporte!", juntos por llegar a un objetivo, listos para el pitido del comienzo casi tanto como la cuenta atrás frente al público de un concierto.

La UD Las Palmas, tan llena de hitos como de descalabros, es una inusitada fuerza que sigue congregando a miles de aficionados en la casa, otrora el Insular y ahora en el Gran Canaria. Ya le cantaba La Trova y Luis Quintana con Amarillo es mi color, describiendo la historia de un equipo que nació en 1949 y ha vivido los sinsabores de los ascensos a primera división o las vueltas a segunda, cuyo cariño se imprime por generaciones aunque lleve a sinrazones. Entre los míticos de la plantilla, Sofi de la Torre cita al jugador Juan Carlos Valerón, El Flaco, como ejemplo de tesón, como hizo también el colectivo AKCB con el sencillo de título homónimo. /Tengo la vida que quiero, pa qué quiero más/, ese es uno de los versos que la describen dentro y fuera de la pista, y del campo.

"Me emociona mucho escucharlo, sé que realmente lo escribí desde la honestidad y veo que a la gente le está llegando de la misma forma y no me puede hacer más ilusión”, casi, que ya ha superado las cien mil visualizaciones desde que lo lanzó. Otros temas como Este flow no es gratis, Dímelo, la colaboración con Pablo Alborán en Y duele o Doble tick azul con Cruz Cafuné le han hecho un hueco en el panorama nacional de la música urbana, por lo que va planteando un EP para después del verano tras sacar el álbum Another. Not Me. I’m Done en 2017. Hace unos años fundó su propio sello discográfico, así que ahora solo desea trabajar con gente a la que admira y seguir gestando nuevas creaciones que le den resuello para continuar.  

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Despunta en mitad de un momento dulce para el género urbano en Canarias y es consciente de la unidad que manejan las jóvenes generaciones. "La música es un juego de egos tremendo y veo que todos están para todos, lo cual es prometedor, y me ilusiona que la gente joven tenga los instrumentos para ser autosuficiente", adelanta acerca de mundos donde la brillantez nunca ha de empañar los valores que, tanto en la música como en el fútbol, deben de primar como lo son el sacrificio, la honestidad y, sobre todo, el compañerismo del buen juego.