El argentino David Nalbandián acabó de un plumazo las expectativas de Rafael Nadal, ahogó la esperanza del público de Madrid y se situó en la semifinal del octavo y penúltimo Masters Series de la temporada después de un triunfo espectacular sobre el español (6-1 y 6-2), al que privó de las semifinales y de un nuevo y esperado envite ante el serbio Novak Djokovic.

El Telefónica Arena careció de la magia de hace dos temporadas. La que rescató al balear, que emergió en una excelsa remontada ante el croata Ivan Ljubicic para conquistar Madrid después de dar la vuelta a un partido imposible. Pero Nadal necesitaba algo más que todo eso para batir a Nalbandián, un rival talentoso, al margen del protagonismo que acostumbra en este curso pero ávido de encontrar una respuesta positiva a su esfuerzo.

Nadal fue víctima de sus propios errores. Terminó el choque con 29 no forzados y solo cuatro golpes ganadores. Nunca antes se le vio tan descentrado como lo estuvo frente al argentino por momentos. Presuroso por encontrar el punto de inflexión donde dar la vuelta al partido, padeció en cada uno de sus saques, siempre cuestionados. A excepción del primer juego del partido, que se anotó con su servicio, siempre estuvo contra las cuerdas cada vez que se disponía a abrir el punto.

La puesta en escena fue ficticia. Estimuló al público y situó por delante al balear. Un aliento efímero porque Nalbandián decidió exhibir ahora su mejor tenis. Se apuntó nueve juegos seguidos; es decir, se llevó por delante el set inicial y dejó enfilado el segundo.

La épica no existió esta vez en el papel de Nadal, abocado a la despedida de Madrid y privado de un cara a cara con Djokovic. El tenista de Belgrado, que recuperó su mejor versión para doblegar al croata Mario Ancic (7-6 (2) y 6-2), se encontrará con el argentino, finalista en Madrid en el 2004, cuando perdió con el ruso Marat Safin. Meses después, Nalbandian vuelve a encontrarse con Djokovic, con el que perdió en la tercera ronda del Masters Series de Canadá.