La UD Las Palmas firmó en el Carranza su mejor actuación a domicilio de la actual temporada: por colocación, por intensidad en el juego durante los 93 minutos, por ocasiones generadas tanto en combinaciones como en estrategia y por control del ataque rival. El balón estuvo más veces cerca de las redes de Koke Contreras que de las de Nacho González.

Balones increíblemente malogrados, otros dos sacados por defensas en el último eslabón, incluso un penalti escamoteado a Marcos Márquez, ... acariciaron el triunfo canario que habría servido como bálsamo en estos momentos de gran incertidumbre. Pero el partido se saldó con un resultado en teoría negativo para un equipo en situación desesperada como lo está el amarillo grancanario.

Sin embargo, es un punto alentador cuando el panorama era tan gris hace una semana.

Esto es fútbol. Si los jugadores de Juanito hubieran exhibido este carácter en la competición no estarían ahora ocupando una de las cuatro celdas de castigo en la categoría. Ayer lo entregaron todo ante un Cádiz que, aunque está en grave crisis económica, posee una plantilla confeccionada con nombres de Primera División en su vanguardia, que atesora una capacidad destructiva ayer minimizada.

De una semana a otra el equipo grancanario es capaz de exhibir dos rostros antagónicos. Pero lo que se le reclama es un resultado cuanto antes que sirva de pócima de unión y de equilibrio para estabilizar la nave. Juanito arriesga y acepta la ruleta en un acto de fe en sus paladines. Ayer, en Cádiz, no le fallaron.