El próximo jueves, 5 de junio de 2008, es un día excepcional para la historia del deporte de Santa Brígida y de Gran Canaria. Uno de sus hijos, Pedro Bonifacio Suárez Pérez, nació hace cien años en el número 12 de la satauteña calle Principal (entonces conocida como calle Real). Séptimo vástago del matrimonio compuesto por Sebastián Suárez Monzón y Candelaria Pérez Martínez, viajó con sus padres y hermanos con sólo dos años hasta Buenos Aires.

Allí se convirtió más tarde en uno de los ídolos de la afición del Club Atlético Boca Júniors y además pasa a la historia por ser el único futbolista canario que ha disputado el partido final de un Campeonato del Mundo de selecciones nacionales. Ocurrió en 1930, proclamándose subcampeón con Argentina. Tenía 22 años y la final disputada en el estadio Centenario representaba su segundo encuentro internacional.

La familia Suárez Pérez, como tantos emigrantes canarios de finales del siglo XIX y principios del XX, eligió América como destino. Viajó en el vapor Cataluña desde el puerto de la Luz y se asentó en la capital argentina, en un barrio obrero denominado Cafferata. En sus calles porteñas fue donde Pedro Arico Suárez creció jugando al fútbol, en una zona próxima a la residencia de otro mito, Guillermo Stábile, quien luego se convertiría en su compañero de selección y entrenador de la albiceleste.

El inicio deportivo profesional de Arico Suárez se produjo a los 18 años de edad en las filas del Ferrocarril Oeste, pero pronto pasó a incorporarse al Boca Júniors en la etapa en que el fútbol de aquel país pasaba a profesionalizarse. Jugaba como centrocampista en la zona izquierda. Con el equipo xeneize (gentilicio que significa genovés en el dialecto original de los inmigrantes italianos que fundaron la entidad en 1905) fue campeón de su país en cinco ocasiones: en los años 1930, 31, 34, 35 y 40, siendo integrante de su plantilla durante 12 temporadas. Participó en el polémico primer clásico profesional Boca-River (20/09/1931), suspendido por abandono de los jugadores riverplatenses.

Se retiró a los 34 años siendo capitán de un club en el que mantiene el registro de ser el extranjero que más veces lució la camiseta oro y azul.

El debut internacional de Arico se produjo precisamente en la primera Copa del Mundo que se disputó en 1930. Presenta una característica singular: actuó once veces con la elástica albiceleste en dos etapas que comprenden diez años entre sí, con estos seleccionadores: tándem Olazar-Tramutola (Copa del Mundo 1930), Ángel Fernández Roca (1939) y el propio Guillermo Stábile (1939).

CASADO CON UNA CANARIA. Se casó en Buenos Aires con la también emigrante de origen canario Luisa Naranjo. Fue padre de dos hijos: Pedro y María. Falleció en la capital federal el 18 de abril de 1979, a los 70 años. Mantuvo la doble nacionalidad, a pesar de que le decían el Gallego.

Su identidad real se mantuvo oculta hasta que en 1990, a través de las páginas de LA PROVINCIA, el entonces jefe de Deportes y Premio Canarias de Comunicación, Antonio Lemus del Moral, desveló el lugar de nacimiento de Pedro Suárez y detalles sobre su marcha hasta Argentina. Confirmó todos sus datos en los archivos de la Federación Internacional de Fútbol y en el Registro del Ayuntamiento satauteño.

Cien años después, sigue siendo un misterio por qué el apodo de Arico.