Hasta hace cinco años cada uno iba por su lado. Los regatistas grancanarios Gustavo del Castillo Palop (Las Palmas de Gran Canaria, 1977) y Felipe Llinares Pascual (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) formaron por primera vez en la misma embarcación en el Regional de Snipe de 2004 en Lanzarote. Ese día poco podían sospechar que su futuro juntos iba a ser tan deslumbrante como lo está siendo y que les llevaría a la cumbre mundial. Este pasado fin de semana se proclamaron subcampeones del Mundo en San Diego.

Ayer, el Instituto Insular de Deportes, representado por el consejero del Cabildo, Óscar Hernández, agasajaba a los dos últimos héroes del deporte grancanario. Tras cinco años de duro trabajo, con el subcampeonato Mundial cerraron el ciclo (también fueron campeones de Canarias y de España) de galardones que iniciaron con el título europeo de la clase Snipe logrado en 2008. Estas dos nominaciones internacionales no constaban hasta entonces en el historial de su club, el Real Club Náutico de Gran Canaria.

Hernández les felicitaba en nombre de toda la corporación, porque "no todos los días tenemos subcampeones del mundo y además si la modalidad que representan va asociada a la naturaleza y a la propia Isla, eso es un motivo de mayor orgullo".

Gustavo del Castillo agradecía la recepción y el apoyo que reciben por parte de todas las instituciones. "Gracias a ellos podemos asistir a estos tipos de eventos y disfrutar de un deporte como la vela, que es lo que nos gusta a nosotros. Y si después se tienen resultados como estos que hoy exponemos, pues mucho mejor", comentó.

Por su parte, Felipe Llinares añadía que "todo esto nos ha costado un gran esfuerzo a los tres [Oliver Bravo de Laguna, entrenador] y que llegar hasta la medalla de plata en San Diego ha sido un camino muy sacrificado en todo este tiempo".

RIVALES, LAS ALGAS: Muchas horas de entrenamientos en el mejor escenario de prácticas y de mar, la bahía de Las Palmas de Gran Canaria, tuvieron que pasar para que los valiosos trofeos cayeran de su lado. De esta forma el premio que recogen los dos regatistas culminando doce meses de éxitos refuerza su moral de cara al futuro.

En San Diego sólo fue mejor que ellos la tripulación brasileña formada por Bruno Amorim y Dante Biache. Felipe Llinares, sin embargo, consideraba que uno de sus adversarios más fuertes fueron "las numerosas algas que nos encontramos en el campo de regatas".