Marta Marrero (Gran Canaria, 16-01-1983), cuelga definitivamente la raqueta después de una brillante singladura deportiva que comenzó en 1995 con la victoria en el campeonato de España alevín y finalizó el pasado mes de noviembre al proclamarse campeona del ITF de Badalona.

Sus denodados esfuerzos para recuperarse de una lesión de tobillo han resultados infructuosos, incluso después de haber pasado por el quirófano hace un año. "Ha sido una lucha constante que ha terminado por quemarme", afirma desde Barcelona, donde ha cambiado las canchas de juego por las aulas de un centro de estudios para preparar el acceso a la universidad.

La precocidad de su tenis ejerció un dominio absoluto en la competición juvenil en España y Europa a finales de los años noventa. Ganó todos los títulos nacionales de las diferentes categorías, se impuso en la Orange Bowl sub 16 para finalizar en el número uno del ranking europeo cadete en 1998. Durante su carrera ocupó el puesto 47 del ranking WTA tras disputar con 17 años el acceso a semifinales de Roland Garros frente a Conchita Martínez. También formó parte del equipo español de Copa Federación y jugó 32 encuentros en los cuatro torneos del Grand Slam.

Pero aun así nos quedamos con la sensación, ella también, de que el tenis no le ha dado todo lo que se merecía. Sin embargo, de su cara no se borra la perenne sonrisa que la ha hecho tan cercana, cariñosa y respetada en su entorno social.

- ¿Le ha resultado muy duro tomar la decisión de colgar la raqueta definitivamente?

- Desde luego que ha sido muy duro abandonar el tenis después de que haya ocupado durante más de 20 años la mayor parte de mi tiempo, de mi vida y también de mis ilusiones. Pero ya era imposible seguir porque resultaba frustrante estar una semana bien y luego tener que parar la competición dos o tres semanas para ponerme de nuevo en manos de los médicos.

- Sin embargo, en 2005 usted abandona el tenis para volver un año después. ¿Podría repetirse ahora la misma circunstancia?

- En absoluto. Es una decisión firme y muy meditada.

- ¿Pudo haber sido un error aquel paréntesis?

- Hombre, ahora con la perspectiva del tiempo pudiera ser, pero tuve que parar porque me encontraba muy mal anímicamente. Venía de conseguir mi mejor ranking el año anterior y de pronto todo comenzó a ir mal. Me afectó mucho no poder ir a las Olimpiadas de 2004, que era uno de mis objetivos principales, y también surgieron otros problemas ajenos al tenis que quizás no supe afrontar. Soy muy sensible y siempre han incidido negativamente en mi juego los problemas extradeportivos.

- El retorno a la competición supuso pasar de jugar torneos del Grand Slam a los modestos ITF.

- Al principio fue muy duro, pero luego te vas adaptando y terminas por aceptar la nueva situación. Dentro de lo malo fue una experiencia positiva porque en un año pasé de no tener ranking WTA a situarme en el puesto 180. Sin embargo, cuando ya había recuperado el tono habitual de juego surge la lesión. Fue un palo muy fuerte dado que pensaba jugar unos años más. Durante seis meses tratamos de evitar el quirófano, pero no hubo otra opción que la operación.

- ¿Por qué cree que no se han cumplido totalmente las enormes expectativas que creó su incursión en el tenis?

- No lo sé exactamente. Yo también participé de esas expectativas y siempre tuve fe en estar más arriba, pero de cualquier manera me voy con la conciencia de haber hecho todo lo que he podido. Cada persona es como es y yo quizá no supe centrarme totalmente en el tenis y aislarme de problemas externos al mismo que pudieron afectar algo mi trayectoria deportiva.

- ¿Y está preparada para afrontar un cambio tan radical en su vida?

- Hombre, el cambio es brutal y cuesta tiempo asimilarlo, pero está siendo más llevadero de lo que pensaba en estos meses que han pasado desde que en noviembre tome la decisión de dejarlo, justo después de haber jugado la final del campeonato de España por equipos de primera categoría como jugadora del Real Club de Tenis Gran Canaria. Ahora toca recuperar cosas y de hecho estoy preparando mi ingreso en la universidad. Luego ya veremos qué hacemos.

- ¿Podría ser algo relacionado con el tenis?

- No creo, pero tampoco puedo descartar nada.

- ¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado su carrera deportiva?

- Sin duda el haber llegado a los cuartos de final de Roland Garros con 17 años.

- ¿Y el peor recuerdo?

- No ir a la Olimpiada de Atenas. Estaba empatada a puntos con otra jugadora española pero la derrota en un partido en Birmingham sobre hierba me dejó fuera. Me sentí muy afectada.

- ¿Considera que los tenistas españoles de élite poseen un menor grado de implicación y exigencia que los de otros países líderes en este deporte?

- Lo que pienso es que en algunos países se somete a los deportistas a una disciplina muy férrea desde niños. Recuerdo que cuando viajaba con mi padre a los torneos veíamos situaciones en las que el comportamiento y nivel de exigencia de algunos padres era lamentable. Algunos de esos pobres niños pueden llegar a la cima a un precio muy alto, pero son muchos los cadáveres deportivos que se quedan en el camino.

- Finalmente, ¿que les diría a la niñas que sueñan con emular a las grandes divas del tenis?

- Pues que entrenen con ilusión y sacrificio. Que tendrán que renunciar a cosas de las que disfrutan sus amigas, pero que a cambio el tenis de alta competición te aporta también satisfacciones como las de viajar y conocer muchos países y personas interesantes.