El viernes por la noche falleció en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas Luis Molowny Arbelo, leyenda del fútbol canario y de los banquillos. Tenía 84 años y deja atrás una hoja de servicios irrepetible. Molowny ha sido uno de los grandes valores que ha dado el fútbol canario a través de su historia. Talento y oficio como futbolista, mariscal de los banquillos y estratega de los despachos.

Lo ha sido todo en un deporte en el que deja una huella imborrable no ya en el Real Madrid, donde está considerado como una de sus notables figuras de la década de los cincuenta, sino en la UD Las Palmas, donde firmó como entrenador las hasta ahora insuperables campañas del subcampeonato y el tercer puesto en la Liga de Primera.

Molowny es tinerfeño de nacimiento y grancanario de adopción. Su historia personal se escribe con un argumento propio de mito. A los quince años fue rechazado por el CD Tenerife en un casting de jóvenes jugadores para sus equipos de formación. Ni siquiera le examinaron. Firmó por el modesto Santa Cruz, de categoría regional, donde dejó detalles de su calidad, pero, deseoso de triunfar en un fútbol elitista, arriesgó a venirse a Gran Canaria aún siendo un joven de 17 años, para incorporarse a las filas del Marino FC, uno de los futuros cinco clubes fundadores de la UD Las Palmas.

Corría el año 1943 cuando el nombre del joven Molowny, el rubio y hábil jugador tinerfeño, recorrió los campos de juego de la capital grancanaria. El rumor de sus cualidades creció hasta la Península, donde los grandes clubes apreciaban las cualidades de los jugadores procedentes del Archipiélago Canario emigrados por la ausencia de un club nodriza.

Después de conquistar dos Copas de Canarias con los marinistas, las noticias de su progresión llegaron incluso a oídos del propio Santiago Bernabéu. Una filtración hizo conocer al presidente del Real Madrid la intención del FC Barcelona de venir hasta la Isla a negociar por sus servicios. Sin embargo, el gran tiburón blanco envió a su emisario, Jacinto Quincoces, que viajó en avión para anticiparse a la delegación catalana, que lo hacía por barco. Los informes de Quincoces, según cuentan las crónicas de la época, no fueron positivos. Pero el empecinamiento del propio Bernabéu fue el que propició la compra del joven futbolista.

Su instinto no le engañó y, obviando la opinión de su espía, arriesgó a cerrar una operación que hizo desembolsar al Real Madrid 250.000 pesetas de la época y el compromiso de unos encuentros de carácter amistoso.

Molowny se incorporó a las filas del Real Madrid y el 1 de diciembre de 1946 inició su obra debutando con gol y victoria sobre el FC Barcelona. Allí coincide con los canarios Miguel Cabrera y Gallardo y comienza una etapa de crecimiento que le lleva a estar considerado como uno de los mejores jugadores de su época no sólo en el club de la capital, sino de España.

Dotado de cualidades para crear y capacidad para anotar en las redes rivales, Molowny firma un total de 174 encuentros (tres en la UD) y 90 goles en sus 12 temporadas en Primera. 89 los hace con la camiseta blanca del Real Madrid y sólo uno, el día de su debut precisamente, con la amarilla de la UD Las Palmas. Siempre jugó en Primera y sus goles lo padecieron especialmente el Athletic de Bilbao (diez tantos), Espanyol y Valencia (9), Sevilla y Celta (7), Oviedo (5), Barcelona y Atlético Madrid (4), que fueron los clubes que más sufrieron el acierto ofensivo del que allí conocieron como el Mangas.

Como jugador madridista, entre 1946 y 1956, suma un total de dos títulos de Liga (1954 y 1955), una Copa (1947), una Copa de Europa (1956) y una Copa Latina (1955). Esta cosecha se completa con sus logros posteriores como entrenador: tres títulos de Liga (1978, 1979 y 1986), dos Copas (1974 y 1982), una Copa de la Liga (1985) y dos Copas de la UEFA (1985 y 1986).

Fue internacional absoluto en siete partidos y miembro de la expedición mundialista en la fase final del Campeonato de Brasil de 1950, donde participó en el Uruguay-España (2-2) de Sao Paulo. En la selección añadió dos goles más, ante Portugal y Suecia.

Su vida quedó ligada al fútbol. Sin colgar las botas, comenzó a ejercer como entrenador en la UD Las Palmas en la temporada 1957-58. Ejerció como técnico en los dos clubes de su vida y en ambos también alcanzó logros memorables.