La cancha de baloncesto de la cárcel de Salto del Negro de Las Palmas de Gran Canaria acogió este lunes un singular entrenamiento en el que varias reclusas compartieron unas canastas con la histórica figura deportiva Fernando Romay, al presentarse en el centro un programa de deporte destinado a presas.

Bajo el lema de "Baloncesto sin límites", este programa, dirigido a dinamizar la vida de la población femenina de las cárceles, llega tres años después de su puesta en marcha por primera vez en el país a la prisión isleña, que hace la número doce entre las que por el momento se benefician ya de él, según destacó al presentarlo el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez.

Un dirigente que, en un concurrido salón de actos de la cárcel en que destacaban casi dos docenas de presas inscritas e "Baloncesto sin límites", sentadas en primera fila, pero donde no faltaron tampoco muchos otros reclusos de ambos sexos que querían arroparlas y saludar a Fernando Romay y a la estrella canaria Carmelo Cabrera, que le acompañaba, subrayó el compromiso social de su federación.

"Compromiso que tienen que tener, no solamente las federaciones, sino el propio deporte con la sociedad", afirmó Sáez, que recordó que el presentado hoy en Salto del Negro es sólo uno de los más de veinte proyectos de ese tipo que tiene en marcha la organización que preside, varios de los cuales, al igual que éste, van "dirigidos exclusivamente a la mujer".

Un sector de la población que, según destacó el director de la cárcel isleña, Miguel Ángel Gaspar, "lo tiene más difícil en las prisiones" que el masculino, para el que dijo que normalmente se han diseñado las penitenciarías, tanto en lo referente a aspectos como "su hechura arquitectónica" como en sus planes organizativos como en sus programas de actividades.

Matizando en cualquier caso que ello ocurre a pesar de que las internas, que en Salto del Negro sólo suponen un 7% de la población reclusa total, son "las más activas", mientras que los hombres se organizan y se animan menos que ellas para ocupar su tiempo o ampliar sus conocimientos y valía personal.

Casi como prueba de ello, una de las beneficiarias del programa, la joven María de la Paz Méndez, resumió, a preguntas de los periodistas, el principal motivo de que ella y sus compañeras se apuntaran a "Baloncesto sin fronteras": llenar el tiempo que, de otro modo, pasarían pensando en su situación o lamentándose.

Y es que "la vida en prisión, si el tiempo no lo tienes ocupado, sería un sinvivir", declaró, insistiendo: "participar en este proyecto, para mí, aquí dentro, significa mucho".

María de la Paz, que explicó que está presa desde hace el 22 de marzo de 2009 para cumplir una condena de siete años por un delito contra la salud pública, valoró, además, que el pasar por el programa sea tenido en cuenta como "un buen comportamiento, un buen informe a la hora de salir de permiso", así como a la hora de decidir si se concede o no el tercer grado a una reclusa.

Lo más importante es, de todos modos, "no estar siempre en el módulo y ver siempre lo mismo, lo mismo y lo mismo", insistió otra de las chicas del programa, Ana Silva.

"Estamos muy emocionadas las chicas", con "una alegría que no podemos expresar" por el hecho de que, "a pesar de que estemos en el centro penitenciario, venga una persona tan importante a visitarnos", agregó tras pelotear un rato con Romay.

Un jugador histórico que alabó el programa por la oportunidad que ofrece a sus beneficiarias de ampliar sus valores pero, sobre todo, por el hecho de que les permitirá, "en principio, divertirse, que ya sólo eso, en un ámbito tan inhóspito como éste, no es poco".