El codiciado trofeo de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), la Copa del Mundial ya se encuentra en su nueva casa. España. Llegó en el avión en que viajaba la Selección y, por primera vez en su historia, visitó las calles de la ciudad de la mano de los jugadores de la Roja. Su viaje debió ser placentero y la recepción que disfrutó el trofeo ha sido la mejor que ha tenido en sus últimos 36 años.

La estatuilla fue presentada en 1974 en el Mundial que se celebró en la Alemania Federal (RFA) y en la que venció el equipo anfitrión. Ellos fueron los primeros en levantar el galardón al vencer al fútbol total practicado por la Holanda de Johan Cruyff.

Alemania venció por dos goles a uno, y Franz Beckenbauer, capitán de la Mannschaft, fue el encargado de elevar la Copa al cielo del Estadio Olímpico de Múnich. Aquel histórico 7 de julio de 1974 comenzó el periplo del trofeo que tiene su última estampa en el Soccer City de Johannesburgo cuando Íker Casillas la recibió de manos de Joseph Blatter.

El trofeo estará en España casi cuatro años y, aunque la Selección la reciba tres veces, no se la podrá quedar a perpetuidad como logró hacer la Canarinha en 1970 con la Jules Rimet, el anterior galardón.

Hasta aquel año se entregaba a los ganadores el trofeo y los participantes se quedaban con él durante los cuatro años que había entre un Mundial y el siguiente. Sin embargo, el que consiguiese vencer en tres ocasiones una cita mundialística se llevaría para siempre la Copa. Brasil lo logró, pero la robaron en 1983 de las instalaciones de la Federación Brasileña de Fútbol cuando era exhibida.

La Jules Rimet, que no tiene nada que envidiar al actual trofeo, llevaba ese nombre en honor al presidente de la FIFA del mismo nombre. La estatuilla de ésta representaba a la diosa griega Niké, símbolo de la victoria para los antiguos habitantes de la Península del Peloponeso.

Cuando el país ganador tiene que devolver el galardón, recibe una réplica bañada en oro en vez de ser un bloque.

Tras quedarse Brasil con la Jules Rimet se realizó un concurso al que se presentaron 54 proyectos de diversos diseñadores de trofeos deportivos. En total siete países aspiraban a colocar su pieza en los mundiales de fútbol.

El elegido es el que todos han podido ver en los últimos días. Una pieza de 36 centímetros de oro macizo de 18 quilates. Su peso es de más de seis kilos y su base, en la que se encuentra la inscripción "Fifa World Cup", esta formada por dos anillos de malaquita con dos guirnaldas que la adornan. Mide de ancho trece centímetros.

El diseño fue obra del italiano Silvio Gazzaniga, de la firma Bertoni Milano. La talla que tiene la escultura simboliza a dos atletas cuya expresión refleja el momento de victoria. Los brazos, alzados, sostienen un globo terráqueo que representa ser el mejor equipo del mundo.

En el plano artístico, hay que reseñar el movimiento en espiral que toma la escultura, lo que le otorga una sensación de dinamismo y fortaleza que culmina en esa expresión de victoria al abrazar la esfera, y que conforma la parte más gruesa del trofeo, con una anchura de 150 milímetros.

El trofeo diseñado por Gazzaniga fue elegido por unanimidad entre los miembros del jurado, cinco integrantes de la FIFA. Desde que en 1974 fue ganado por los alemanes se han ido escribiendo los nombres, siempre en el idioma del ganador, de los países que han logrado hacerse con él. También se añade la fecha en cifras.

Hasta el año 2010 son nueve los equipos que han llegado a la cúspide del fútbol y han levantado el galardón. Desde que la Alemania Federal de Beckenbauer lo consiguiese por primera vez ha desfilado por Argentina, Italia, Francia y hoy por España. Pero los espacios que ofrece la base para colocar el nombre de la selección que ha conseguido llevarse la Copa de vuelta a su país comienza a agotarse. Sólo quedan siete líneas en las que escribir el nombre de los próximos siete ganadores. Es decir, que hasta 2038 habrá espacio, pero después no se sabe qué pasará con el galardón que la Selección ganó en Sudáfrica.

Antes del partido que enfrentó el pasado 11 de julio a Holanda y España, y en el que la Selección se proclamó campeona del mundo, pudo verse a Fabio Cannavaro, capitán de la Azurra durante el campeonato de 2006 dejando el trofeo en el campo. Podría parecer que ese fue el día en que se devolvió a los estantes de la FIFA, pero el acto oficial de devolución ocurre siempre un poquito antes, por eso los ganadores no disfrutan de la Copa los cuatro años.

En concreto, el galardón fue devuelto a la FIFA el 5 de diciembre de 2009, día que también España conoció que sus rivales de la fase de clasificación serían Suiza, Chile y Honduras. En aquel acto, el presidente de la Selección Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, devolvió a las manos de su homólogo de la Fifa, Joseph Blatter, el trofeo que había sido cuidadosamente vigilado por los italianos y que, como expresó Abete: "Sólo hemos venido a enseñarla", refiriéndose a que Italia volvería a conseguirla durante este Mundial.

No fue así. La Roja rompió el maleficio y por fin, desde que en 1930 comenzasen los campeonatos del mundo, consiguió traer a casa la Copa del mundo.