La selección española de baloncesto, actual campeona del mundo, barrió de la pista a una débil y mermada Canadá -rival en el grupo D del Mundial- en su primer ensayo serio antes de viajar a Turquía, que sirvió para que el seleccionador nacional, Sergio Scariolo, esbozara lo que puede ser el cinco inicial de cara a la importante cita en el país otomano, esto es, Calderón de base, con Navarro de escolta, la posición de alero para Rudy, Garbajosa de ala-pívot y Marc Gasol como center dentro de la pintura. Con la ayuda de Fran Vázquez, colocaron nada menos que 10 tapones a Canadá, en una auténtica exhibición defensiva.

El partido en sí no tuvo más historia que la que quiso escribir España, un equipo infinitamente superior al que presentó Canadá sobre el parqué del Centro Insular de Deportes.

Comenzó aguerrido el equipo canadiense, con tímidos dominios en el marcador en el inicio del primer cuarto. Pero fue sólo un espejismo, ya que pronto comenzó a funcionar la brutal intimidación de Marc Gasol dentro de la zona y la muñeca de seda de Garbajosa para poner en ventaja a los españoles con un 13-7 en el minuto 5, lo que obligó a pedir el primer tiempo muerto del preparador canadiense, que ya se olía la que se le venía encima.

La selección española fue incrementando su ventaja gracias a un parcial de 8-0 para marcharse al descanso con un resultado de 24-13.

Todo eso, sin apretar el acelerador, lo que sí hizo en el segundo cuarto cuando comenzaron a funcionar las rotaciones. Ricky y San Emeterio comandaban la ofensiva de la armada española, que salió en tromba para matar literalmente a su rival, que se quedó estancado en los 13 puntos hasta bien entrado el segundo periodo, mientras que la Roja no hacía más que anotar canastas de todas las facturas, para regocijo de la afición insular, que no paraba de jalear a la selección.

De esta manera, España se colocó con una ventaja de 34-13 con un canastón del estudiantil Carlos Suárez, que fue el revulsivo. Suárez anotó 10 puntos durante el partido y promete ponerle las cosas muy complicadas a Scariolo para la lista definitiva.

Con un apabullante 41-19 se llegó al descanso y esta vez Rudy Fernández, máximo anotador del partido con 18 puntos, asumió la responsabilidad, para bombardear desde la línea de 6,25 a un desconcertado rival que se esforzaba por evitar un marcador de escándalo. Las ventajas durante el tercer episodio superaron los 30 puntos llegándose al pitido final con 62-29 para los de Scariolo, que siguieron gustándose en el tramo final con acciones de cara a la galería para concluir con un 84-38. Tras lo visto, asusta pensar lo que puede suceder hoy (19.30) ante Costa de Marfil.