Noche de festejos y de celebración en el seno de la UD Las Palmas. El consejo de la entidad se reunió con la plantilla al completo, incluyendo a los jugadores que disputaron la pretemporada en La Palma, para disfrutar de una cena en el restaurante La Marinera, en La Puntilla.

El presidente de la entidad, Miguel Ángel Ramírez, se ha encontrado a la vuelta de su viaje a su equipo aupado en la tercera posición de la clasificación de Segunda y, aunque ha estado al tanto del devenir de su equipo durante su ausencia, la satisfacción que siente al ver a su club tan arriba queda de manifiesto en las siguientes palabras: "Yo creo que nos vamos a acostumbrar al buen fútbol, porque el equipo está logrando que nos acostumbremos y espero que se hable durante toda la semana del partido de este sábado, como ha sucedido en los anteriores".

La cena, servida en la terraza del restaurante junto al mar, fue muy alegre puesto que a este equipo no le faltan motivos de celebración. En sólo cuatro jornadas han despejado las dudas de los aficionados sobre la capacidad de los canteranos para integrarse en un equipo profesional, han sumado diez puntos de doce posibles y, para rizar el rizo, han recuperado el fútbol canario de los años 60 y han enamorado a los aficionados, quienes, ahora sí, disfrutan del fútbol en el Estadio de Gran Canaria.

Una cena como la que ayer celebraron todos los miembros de la UD Las Palmas refleja el buen ambiente que se vive dentro del vestuario y fuera, en la dirección. "Este equipo es como una familia", reflexión que varios jugadores ya han pronunciado en voz alta. Anoche eso se pudo ver en un entorno distinto al terreno de juego. Todo un veterano como Josico, por ejemplo, estuvo flanqueado por dos jóvenes, Jonathan Viera y Vitolo, quienes conversaron con su capitán durante el convite. Por su parte, el consejo de la entidad y el cuerpo técnico, se sentaron en una mesa pareja a la de los jugadores de la plantilla.

fútbol e ilusión. Los futbolistas de la UD, con su ilusión, su confianza y los pies en el suelo han logrado que la cifra de abonados supere las 10.000 personas. Sin embargo, a Ramírez no le "obsesiona" que el número de abonados crezca, sino que él desea ver una gran entrada en los partidos del club que preside.

Por este motivo, el dirigente de la UD explicó que quiere "colorido en el estadio para que los jugadores se vean arropados como sucedió en el primer partido contra el Nástic, donde la clave fue el empuje de la afición, y esto es en lo que queremos convertir el Estadio de Gran Canaria en cada partido: un fortín en el que sea muy difícil que alguien saque un punto".

El momento de felicidad que se vive en la plantilla amarilla es tan grande, y la calidad del fútbol desplegado por los jugadores tan vistosa y apreciada -no sólo por los aficionados, sino por otros clubes nacionales e internacionales que ya asisten a los encuentros amarillos como norma general- que Ramírez se muestra completamente seguro de que el partido contra el Granada "será muy bueno".

La prudencia del dirigente, no obstante, no ha cambiado en nada al verse en la tercera posición. Al igual que en su momento se reunió con la plantilla en el vestuario para aconsejar tranquilidad y humildad, recordó que "no se puede dar por hecho que vayamos a estar arriba toda la temporada sin luchar, trabajar y sufrir mucho"; aunque eso sí, él quiere ver a su equipo "en lo más alto de la tabla clasificatoria cuanto termine".