La casa de Stephane Pignol, defensor de la UD Las Palmas, se convirtió ayer en un templo del fútbol durante el desarrollo del clásico. Los bandos habían quedado bien definidos antes de empezar el choque. El pequeño Etienne, junto a su madre, Nuria Gómez, seguían fielmente los dictados de Pep Guardiola, mientras que Pignol y su hija, Noa, animaban sin descanso la táctica desplegada por el Real Madrid de Mourinho.
Ambos contendientes lo tenían todo preparado. Pignol vestía la gorra del equipo merengue y Noa el equipaje blanco; Etienne que, no iba a ser menos que su hermana mayor, lucía con orgullo los colores blaugrana mientras Nuria se anudaba la bufanda barcelonista.
En el salón viendo el partido se encontraban, además, dos compañeros más, Aythami y Dani Carril, también defensores y buenos amigos de la familia, que pasaron una velada diferente vibrando con el partido.
Pignol, al final tuvo que arrojar la toalla y resignarse a ver cómo el conjunto al que seguía caía derrotado.
La conclusión del partido supuso la revolución para los vencedores, que no desaprovecharon la ocasión para restregarles la victoria: "Nuria me regaló la bufanda mientras se reía y me decía: 'Toma, toma, ponte esta y quítate la gorra".
Pignol aguantó las bromas de su esposa sin que se le borrase la sonrisa del rostro y cuando todo terminó pudo valorar con frialdad el triunfo barcelonista: "Es complicado jugar contra el Barcelona porque es un equipo que no tiene prisa por atacar y al Madrid no le salió nada bien: perdían el balón nada más cogerlo y Cristiano Ronaldo no estuvo en su mejor momento.
Y de la serenidad del galo al sentimiento argentino. Mariano Barbosa disfrutó del arte de su compatriota Lionel Messi junto a su familia en La Minilla. Con su hijo como testigo de lujo, el portero se rinde a la pegada del campeón español.
Barbosa esconde los pretextos y tilda de "increíble" una lección de estética en el cruce más esperado del año. Su mujer Eva y su hija Valentina también le acompañan en su corazón que sonríe de amarillo y azulgrana.
